18 de marzo de 2019

PINO UNCINATA.- UN PASITO MÁS.

Este es un pino silvestre nacido de semilla y que en 2003 presentaba este aspecto. Esta foto es del día en que me lo regalaron.

En 2004 había crecido como un loco pero el diseño no tenías ni pies ni cabeza.

En 2006 fue sacado de esa maceta, le corté casi todas las ramas dejando sólamente las de la punta, con la intención de rehacer desde ahí todo el verde. Ya por entonces tenía en mente un modelado que se saliese del tradicional moyogi, que para eso ya tengo varios ejemplares procedentes de mismo plantado de semillas.

El primer año fue de adaptación a la akadama y no creció mucho, pero el buen color indicada que se había establecido perfectamente.

 Para 2008 se había fortalecido, muchas brotes nuevos y el tronco había engordado sensiblemente.

Desde entonces sólo fue transplantado en una ocasión y aprovechando unos días de descanso laboral pues quise darle el aclarado anual correspondiente que ya iba necesitando, y que por falta de tiempo no tuve oportunidad de hacerlo cuándo correspondía. Así estaba en 2016, justo antes del primer modelado serio y que debería indicar el camino a tomar.

Así quedó unos días después.

Unos meses después había vuelto a tirar como loco.

Y fue transplantado a una maceta de tambor, cuatro veces menos profunda que su maceta de cultivo.

En 2019 es nuevamente trasplantado con la intención de hacer un primer ordenado de brotes e ir cambiando el ángulo de plantado hacia uno más tumbado, pero por motivos desconocidos me despisté y terminé plantando con el mismo ángulo. ¡Qué rabia! 

Pasadas unas semanas, meto el jack para compactar por la zona indicada que aunque no está mal, mejor quedará más agrupado.

Y así se queda, dándome collejas por el despiste en el ángulo de plantado, ahora estaré acordándome de la metedura de para durante un par de años. Cagonlá!!!!

Y la clásica comparativa que abarca su imagen de inicio en 2003 y como está hoy mes de marzo de 2019.

14 de marzo de 2019

COMO MEJORAR UN MANZANO.- ANÁLISIS CRÍTICO DE UN MALUS DOMÉSTICA.

Este es un tocón de manzano que estuvo a punto de ir a la basura como sobrante de un acodo. Afortunadamente para mí y al no tener problemas de espacio, fue plantado en una maceta y casi olvidado en mucho tiempo.
Así era en mayo de 2011.

Y por aquí estuvo sin que le prestase mucha atención, hasta que en este año me obsequió con una magnífica floración.

Y fue entonces cuándo me planteé como podría mejorarlo y como no hay por dónde cogerlo, pues eché mano de la regla y el lápiz y me puse analizar sus posibilidades en una tarde de relax, así que esto que pongo, es sólo un entretenimiento.

El principal defecto es la falta de equilibrio, aunque no podemos olvidar que es un ejemplar joven. Esa copita tan mona llena de flores, está descolgada, lo que unido a que está plantado en el centro de la maceta, pues da una sensación de inestabilidad y desasosiego.

La Escuela Clásica de Línea del bonsai nos enseña que una de las formas de conseguir que un árbol esté equilibrado, es hacer que el ápice quede alineado con el centro del tachiagari, por lo que la plantación correcta, sin ser excesivamente estrictos, pasaría en primer lugar por cambiar el ángulo y la zona de plantado, así que de forma virtual hago el arreglo.

Ahora ya tenemos el ápice alineado con el tachiagari, pero se ve más soso aún, ¿Como podríamos mejorarlo?

La falta de ramas es evidente, sobre todo una primera rama potente que le de movimiento y consiga integrar el tronco en el diseño, ya que ahora mismo, cada uno va por su lado. Así que añadimos algunos centímetros a una rama secundaria y que a partir de ahora, será la rama principal y parece que mejora algo.

¿Qué hemos conseguido?
1.- Por un lado, rompemos la monotonía, ya que conseguimos que la zona de contrapeso salga un poco del borde de la maceta, algo imprescindible si no queremos que parezca encajonado y soso, formando un ángulo de 45º con la nueva rama de caída. Y además, se alinea con el borde derecho de la maceta.

2.- Y el ángulo de caída de la rama principal también se alinea con el movimiento del tronco, quedando ambos, perfectamente paralelos. Como vemos, A y B discurren paralelas, detalle que influye de forma subconsciente en nuestra mente, percibiéndolo de forma más armónica.

 3.- Pero además, si trazamos una línea C que discurra desde el ápice hasta la parte baja del tronco y que es la que define el eje de simetría, vemos algo muy curioso, y es que la distancia entre A y B, es exactamente la misma que entre C y D.

4.- Como vemos, hemos definido un nuevo punto de simetría y equilibrio al conseguir igualar ambas proporciones. Distancias marcadas en celeste (e).

Llegados a este punto es cuándo me hago la pregunta del millón ¿Dónde está el dragón de este ejemplar? Sí sí, ese concepto tan místico conocido como Sección Dorada.

Para contestarla, y teniendo en cuenta que este ejemplar es atípico, aplicaré la Regla de los Tercios. OJO, que lo que voy a reseñar se intenta ceñir a una de las escuelas clásicas del bonsai, exactamente a la Escuela Clásica de Línea, cualquier árbol podríamos analizarlo desde otras tendencias o escuelas, y no son ni tres ni cuatro.

El bonsai ante todo es equilibrio, equilibrio en su conjunto, equilibrio entre sus ramas, equilibrio con la maceta. Para intentar conseguir este ansiado equilibrio existen unas normas generales que podemos aplicar sin ningún tipo de miedo, si no nos decidimos, pues lo mejor es aplicar las reglas básicas de modelado.

Todo es cuestión de proporciones, pero a veces (la mayoría de veces, más bien) el árbol no reúne las condiciones para ello y nos vemos obligados a saltarnos alguna condición, pero sin que ello signifique que nos las saltemos todas.

Aquí os pongo una imagen con una cuadrícula aplicando la regla de los tercios. Las posibles secciones doradas, en argot bonsaístico se conoce como "dragón" es la marcada con los círculos. Los cruces de las líneas que marcan los tercios del bonsai son los lugares donde, al menos en principio, deberían estar los lugares de máximo interés, y donde si el diseño sigue los patrones estipulados, a uno de ellos debería dirigirse nuestra mirada en un primer momento.
En este caso particular, la Sección Dorada recae en la rama de prolongación, lugar marcado con el círculo naranja.


La prolongación de la rama "virtual", se sitúa exáctamente en el lugar donde debería estar, según la Clásica de Linea en bonsai, o el "tercio" de forma general. El círculo naranja marca exactamente el lugar dónde se prolonga la rama.

Pero hay más, otro lugar de interés, y dónde podría situarse la Sección Dorada, es la marcada con el círculo rosa, en este caso, la sección áurea se sitúa en un espacio vacío, pasa que este ejemplar debería tener algún centímetro más de tronco para que este detalle fuese más evidente. Pero ahí está. El vacío, ese concepto tan importante en bonsai.

Pero seguimos, aún hay más. En esta foto que vemos a continuación, he trazado unas líneas que cruzan los puntos de mayor interés, las intersecciones de los tercios ¿y que vemos?

1.- Que el círculo verde, situado en uno de los tercios, coincide con la curva del tronco que se dobla hacia dentro, esta curva evita una línea de fuga y se prolonga hacia el tercio inferior coincidiendo con la línea dónde el tronco se une al sustrato, marcado con A.

2.- El tercio marcado con el círculo rosa y que es un punto de vacío, coincide con el otro tercio, también vacío, y a su vez, esa línea imaginaria coincide con el filo derecho de la maceta, marcado con B.

3.- Para rematar, el círculo naranja, situado en un "dragón", se alinea perfectamente con el movimiento de la rama principal y de la copa, cuya prolongación imaginaria, acabaría en otro tercio.

Este manzano me molaba, pero gracias al trazado de las rayitas, ahora ya no me gusta, simplemente me parece increíble. El mero hecho de "cuadricularlo", me ha dejado perfectamente claro cual debe ser su desarrollo en los próximos años.

8 de marzo de 2019

MALUS DOMESTICA

Aunque los manzanos de fruto no son de lo más aconsejable para trabajar como bonsai y como no tenía ninguno, allá por 2010 compré uno que fue acodado inmediatamente, dejando sólo una rama cerca de la base del tronco y que, aunque no era lo previsto, me dió pena tirarlo y terminó en una maceta sobrante.

Así quedó en mayo de 2011, después de ajustar el corte.

Al no haber ramificado bien, en diciembre de 2012, volvió a quedarse como un palo torcido, las ramas que tenía fueron eliminadas.

En todo este tiempo, seis años, sólo fue transplantado una vez, y este año y después de haber podado adecuadamente las ramas, se llenó de capullos florales.

Aquí un primer plano. Después de la floración volveré a acortar algunas ramas y alambrar otras.

De momento, así luce hoy. Un tronco demasiado largo con brotes en la punta. Si no se compensa y engorda, tendré que meditar la posibilidad de cortar mucho más bajo y empezar de nuevo, pero de momento me da pena, y sé que cuánto más tarde en hacerlo, más pena me dará, y al igual que con el almendro ¿quién renuncia a esta floración?

Así empezó y así va.

24 de febrero de 2019

EVOLUCIÓN JUNÍPERO PHOENICEA II

Corría 2008 cuándo dando un paseo por un vivero me encontré varios juníperos a la venta, no eran gran cosa pero por el precio que tenían, quién no se llevaba alguno. Larguiruchos y feos, pero bueno, con experiencia cero en junis pues seguro que para algo me servirían, aunque sólo fuese como conejillos de indias. Este de la foto es el segundo de ellos.

Cuánto más lo miraba más feo era y fue entonces cuándo recordé haber leído unos doblados traumáticos en juníperos, dicho y hecho. Dremmel en mano y primer paso, vaciado de un canal longitudinal en las zonas por las que pretendía doblar, parece mejor que la acanalura quede en la parte interna.

Una vez vaciado procurando no tocar la capa superficial, introduje dos alambres de 4mm a modo de nervios, para reforzar la zona vacía. Tal vez me pasé, el junípero es bastante noble y con un alambre de 5mm hubiese sobrado.

Una vez fijado el alambre, procedí a un enrafiado generoso, desconocía hasta dónde podría llegar y quería apurar al máximo.

Una vez enrafiado y alambrado pues a doblar toca. Este procedimiento tiene grandes ventajas, una de ellas es que podemos convertir una vara larga en un tronco lleno de sinuosidades al que podremos sacar más provecho, la otra gran ventaja es que conseguimos acercar el verde a la parte baja, dándole a la planta un aspecto más compacto y tupido. Al no ser fecha de transplante pues el plegado de la zona baja no quedó como quería, así que tendría que dejarlo para más adelante.

Después de la paliza había que dejar que el ejemplar recuperara fuerzas. En diciembre de 2012 lucía una salud estupenda después del transplante de esa primavera, dándole un cambio en el ángulo de plantado.

En mayo de 2018 y aunque con el ángulo anterior no quedaba mal, los juníperos destacan por sus troncos tortuosos y agredidos por las inclemencias del tiempo, así que debía seguir retorciendo y entonces me acordé de que en el doblado de 2011, la zona baja había quedado a medias. Como anticipo al nuevo trabajo y como primeros jines, utilizaría las dos ramas más bajas de la derecha, las cuales fueron bajadas.

Aquí una aproximación de las ramas, que más adelante convertiría en jin. Aproveché para darle un aligerado a la copa y que dejara de parecer un seto.

A principios de febrero de 2019 y como anticipo a la nueva torsión y diseño, pelé las ramas y jines. También elimino aquellas ramas que estoy seguro no me servirán para lo que tengo en mente.

Y hoy 24 de febrero de 2019 llegó el día. Aquí vemos el ángulo que queremos corregir, tiene unos 115 grados de abertura, a ver hasta dónde lo podemos llevar.

El procedimiento es el ya conocido, hacer un vaciado generoso en la zona de torsión.

Poner unos nervios de alambre que reforzarán parcialmente la zona evitando la posible rotura.

Enrafiado generoso, poniendo especial atención en apretar bien en la zona que sufrirá mayores tensiones. Después de esto, lo clásico es volver a alambrar exteriormente, pero en este caso, no lo veo necesario, los tensores que luego pondré deben aguantar bien.

Al ser un ángulo grande no puedo utilizar el jack, así que echo mano del sistema tradicional de las barras de hierro y a torcer. Quito la música para poder escuchar los crujidos que nos marcarán cuándo estamos llegando al máximo posible.

Una vez asegurado con el tensor, procedo al plantado. El junípero debe caer un poco más a la izquierda, pero no quiero que los jines toquen el sustrato, así hago el plantado un poco caído a la derecha, ya habrá tiempo de cambiarlo. Como véis, ahora el ángulo del tronco será de unos 45 grados, hemos cerrado sobre 70 grados la torsión original.

Y así queda, de nuevo hay que dejar que recobre fuerzas. De los tres tensores que véis en la foto, sólo queda uno, pasa que lo quité una vez tomada la imagen. En el próximo trabajo tocará cambio de maceta a una adecuada y arreglado del verde.

Así empezó y así está (de momento).

17 de febrero de 2019

PENJING DE OLMOS PARVIFOLIA

En una reestructuración de estanterías que hice por 2016 me sobraban plantas y decidí hacer un bosque con pequeños olmos procedentes de los que venden en grandes superficies y que me estaban ocupando un necesitado espacio.

Ingredientes: unas piedras de un baldío cerca de casa, una maceta vieja y descascarillada y algo de musgo, también del baldío. 






 Y así quedó el día de su plantación en 2016.


La brotación de 2017 fue totalmente verde.

Hoy, 17 de febrero de 2019, y tras el añadido de unas plantillas y una figurita de porcelana, parece que llega al máximo de sus posibilidades. Por primera vez brota con los tonos rojizos y anaranjados típicos en esta especie.