4 de octubre de 2020

PROYECTO DE FICUS RETUSA SEMICASCADA CON PEGADO DE TRONCOS.- UN PASO MÁS.

Este proyecto comenzó en octubre de 2019.

Es un procedimiento que me permitió conseguir un árbol con un tronco el doble de grueso, ¡EN CINCO MINUTOS!, bueno, tal vez, diez. Un año después hacemos un nuevo trabajo en pos del fin deseado.
 
OCTUBRE 2019. Para ello necesitamos, un par de ejemplares de una especie en la que sea posible esta técnica, en nuestro caso, un par de ficus retusa.

Sigo intentando crear espacio en mi zona bonsai pero me resisto a desprenderme de nada, así convertiremos dos ejemplares sosos en uno. Ejemplares que proceden de esqueje y que por cosas de la vida, habían tenido el mismo modelado simple.

El segundo estaba plantado en una laja.

Lo primero que hacemos en ambos ejemplares es lavar bien las raíces y recortarlas.

Y hacer pruebas buscando un "casamiento" con la máxima zona posible de contacto.


Una vez decidido como se unirán, tenemos que eliminar esas raíces que molestan para el máximo acercamiento.

Y aquí es donde viene la técnica milenaria del taladro y el tornillo. Con una broca algo menor al diámetro del tornillo hacemos un agujero pasante y fijamos ambos troncos con un tornillo inoxidable con rosca de madera.

Este podría ser uno de los dos posibles frentes.

Para dar más rapidez al pegado y cerrado del hueco central, introducimos un esqueje pequeño entre ambos troncos, apretándolo todo lo posible. Esta especie es de crecimiento rápido por lo es previsible que para el verano próximo, el tronco del esqueje haya crecido lo suficiente para haber tapado la parte baja, una vez pegado a los dos troncos, será eliminada su parte verde.

Aunque realmente no sería necesario, rosco un segundo tornillo, apretando lo suficiente como para que se realice un "auto avellanado", que facilitará su ocultamiento sin bultos una vez cerrada la herida. En poco tiempo será imposible saber que dentro tiene dos tornillos.

Plantamos de forma habitual usando akadama gruesa lo cual favorecerá el crecimiento de las raíces y por ende, el de la planta en general.

Ya solo nos resta esperar la evolución de la nueva planta y empezar a modelar según resulte. Con el paso del tiempo tendremos un ejemplar mucho más interesante que los de partida y además he conseguido un hueco libre en mis baldas sin sacrificar nada. Objetivo conseguido.

OCTUBRE 2020. Ha pasado un año, ya estamos en octubre de 2020 y nuestro ficus necesita una nueva "vuelta de tuerca". Ha crecido bien y los troncos han engordado mucho en comparación con el crecimiento de la zona verde, o sea, esto va viento en popa, no se puede pedir más.
 
Pero tiene un problema importante, este que vemos en principio sería el frente pero.....la zona del nebari es muy mala, se desaprovecha su mejor ángulo. Si medimos vemos que tiene 12 centímetros de diámetro.

 
Pero si giramos el ejemplar unos 40º podemos ver como el nebari se ve más ancho y sin dudas, es como debería presentarse, así que nos tenemos que plantear empezar a remodelar las ramas para conseguir que el frente del bonsai sea el adecuado. Con este ángulo, además de conseguir más conocidad, tendríamos un nebari de 15 centímetros de diámetro. El gran problema es que esa rama derecha es muy gruesa y no se puede doblar, pero algo tenemos que hacer para ir corrigiendo el problema. Este debe ser el ángulo de presentación, independientemente de que el frente sea éste o la parte trasera, pero hay que aprovechar esta conicidad.
 
También podemos ver como el agujero provocado para introducir uno de los tornillos de acople, está semicerrado, el fuerte crecimiento del tronco ha conseguido que en apenas un año la herida esté cerrada al 50%. También vemos como la otra herida más a la derecha, procedente del corte de una rama gruesa, también cierra adecuadamente.
 
Como vísteis anteriormente, para facilitar el pegado de ambos troncos utilizamos dos tornillos tirafondos, este que vemos es el más bajo y aunque también esté cerrando la herida, anda un poco más retrasado, pero es cuestión de tiempo que el labio cierre completamente el agujero, quedando el tornillo oculto.
 
Tras desalambrar he vuelto a poner alambre para ir modificando el ángulo de desarrollo de algunas ramas. En la foto podemos ver una de ellas, si observamos, nos daremos cuenta que el anterior alambre ya se estaba clavando, es importante en el nuevo alambrado, hacerlo en sentido inverso, así evitaremos que el nuevo alambre discurra por las marcas dejadas por el anterior, lo que incidiría en el aumento dichas marcas.
 
He eliminado muchas ramas innecesarias pero han quedado algunas, en este caso me interesaba no cortar esta que vemos en la foto, está por debajo de la una herida en proceso de cerrado e interesa dejarla para facilitar la cicatrización total ¿qué podemos hacer para mantenerla sin que afecte temporalmente a la imagen del nuevo modelado? Pues es fácil, vamos a intentar convertirla en una raíz columnar. Hacemos una pequeña oquedad en la superficie del sustrato y fijamos con una grapa de alambre y cubrimos la zona. Con el tiempo esta rama creará raíces, es un autoacodo, en la naturaleza podemos verlo frecuentemente. Para facilitar el proceso tenemos que dejar las hojas de la citada rama lo que permitirá la continuidad del flujo de savia y seguirá ayudando al cerrado de la herida superior. Cuando dicha herida esté cerrada podremos decidir si cortar la zona verde la punta y dejar la rama como raíz columnar o eliminarlo todo, un as en la manga nunca está de más.
 
Para compensar esa posible raíz columnar a la parte izquierda hago lo mismo con otra rama que iba a cortar, aunque en este caso no hay herida que cerrar. Un poco de alambre me ayuda a darle "rectitud".
 
Tras eliminar muchas ramas inservibles y volver a alambrar, he conseguido modificar parcialmente el frente, ahora el nebari consigue su máximo diámetro, ya solo falta que la naturaleza haga su parte del trabajo, las hojas han quedado muy desordenadas pero en poco tiempo y gracias al sol, volverán a adoptar la posición adecuada.
 
Aquí el posible frente.
 
Quiero un ficus retusa en semicascada. Las hojas que se ven a la derecha y por la parte baja de la marca son las correspondondientes a la rama que intento convertir en raíz columnar, cuando llegue el momento serán cortadas y el diseño empezará a parecerse a lo que tengo en mente. El próximo trabajo será para el mes de junio del año que viene, y una defoliación total y un nuevo alambrado estará asegurado.
 

3 de octubre de 2020

BOUGANVILLAS DESDE CERO ¿DE PATITO FEO A CISNE?

El año pasado hice una remodelación en mis patios, resultado de ella fue que me sobraban varias boungavillas de varios colores que durante años mantuve como plantas de decoración y a pesar de no andar sobrado de espacio pues al no saber que hacer con ellas les dí una fuerte poda y las puse en macetas pequeñas, no sé si alguna de ellas llegará algún día a merecer una maceta de bonsai, pero aquí empieza el largo y tortuoso camino.

La secuencia de fotos es la siguiente: la primera foto es tal como estaban al año de haber sufrido el gran corte de ramas y raíces y la segunda es tal como han quedado al día de hoy. Lo más difícil es cortar por lo sano, vamos, eliminar aquellas ramas que aunque estén bonitas son inadecuadas para el diseño final de la planta, así que este primer año voy a eliminar todas aquellas ramas que sé fehacientemente no servirán, en caso de duda, las dejaré que para cortar siempre hay tiempo. Luego estar algo más difícil aún, cortar flores, pero alguna se ha salvado.

Bouganvilla 1. Es un intento de adosado a una piedra, nunca vi un ejemplar de bonsai con este diseño así que vamos ello. La piedra fue tallada en primera instancia buscando dar paso a las raíces principales, este año tengo que desmontarla y ajustar un poco más. No sé de qué variedad se trata, florece mucho y las brácteas son más pequeñas que en Bouganvilla glabra. Colores blancos y magentas.
 
Tenemos que acortar las ramas sí o sí, para obtener una subramificación adecuada hay que cortar lo más cerca del tronco posible, así que la rama principal va a una yema.

TIP: Para ajustar las raíces a la piedra podemos usar alambre, rafia o ambas cosas.

Boungavilla 2. Es la variedad clásica de la B. glabra pero con hojas más pequeñas y delicadas, brácteas color púrpura.
 
Es un triple tronco, una pena que el tachiagari sea más delgado que la zona de nacimiento de los tres troncos, con el tiempo es algo que puede corregirse.
 
Así queda por la otra cara.
 
Bounganvilla 3. Bouganvilla glabra tradicional. Un doble tronco que nacen de la misma raíz. Me gusta el movimiento armónico que llevan ambos troncos.
 
 Desgraciadamente la parte alta de ambos troncos se había secado así que atpc la parte seca.
 
Así que debemos buscar un ápice, es fácil conseguirlo usando la rama más alta y acercándola al tronco, para ello un alambre nos servirá de gran ayuda. En este caso y al juntarse los dos troncos, solo necesitaremos un ápice. La rama "futuro ápice" se ha cortado a dos yemas.
 
Esta es la otra cara.
 
Bouganvilla 4.- Otra Boungavilla glabra. En este caso su crecimiento ha sido escaso.
 
Más de lo mismo, cortar lo que estamos seguro no nos servirá. No podemos hacer nada más.

 Bounganvilla 5.- Un ejemplar de flores amarillas.
 
 Así queda. Las brácteas también fueron eliminadas.

 Nuevamente el ápice se rehará con una rama que es fijada al tronco principal por un alambre.

Bouganvilla 6..- Otra glabra con troncos gemelos.

Tras el corte de ramas innecesarias, queda así.


4 de septiembre de 2020

EVOLUCIÓN DE UN PINO HALEPENSIS NACIDO DE SEMILLA

Bueno, en el título digo "nacido de semilla" pero es una tontería, de semilla nacen todos. ¡Menuda perogrullada!

Este es un pino helepensis que en 2003 presentaba este aspecto. Esta foto es del día en que me lo regalaron. No me resisto a contar su historia, son de esas cosas curiosas que tiene la vida.

Todo comienza cuándo en el año 2001 hice un pedido de semillas entre las que iban un lote de semillas de pinos que tras sembrarlas conforme recomendaban pues no brotó ninguna. Como es habitual en mí pues reciclo y reutilizo todo lo que puedo, el caso es que pasado el tiempo, volví a regalar algunas macetas con otras cosas plantadas y al parecer alguna de estas semillas seguían en el sustrato. Pasó el tiempo y este pino, al igual que varios más que yo tengo, brotaron tras un par de años mezclados con los sustratos reciclados. Por cosas de la vida a quién le brotó el ejemplar y no queriéndolo pues me lo regaló, sería cosas de Murphy o el Karma pero el pino volvió a casa.

Así era en 2003 cuando regresó a mis manos.

En 2004 había crecido como un loco pero el diseño no tenías ni pies ni cabeza. Debí cambiarlo de maceta pero eso suponía romper esta tan bonita que tenía, al menos a mi me gustaba, no como maceta de bonsai pero sí como simple maceta.

En 2006 fue sacado de esa maceta, le corté casi todas las ramas dejando sólamente las de la punta, con la intención de rehacer desde ahí todo el verde. Ya por entonces tenía en mente un modelado que se saliese del tradicional moyogi, que para eso ya tengo varios ejemplares procedentes de mismo plantado de semillas.

El primer año fue de adaptación a la akadama y no creció mucho, pero el buen color indicaba que se había establecido perfectamente.

 Para 2008 se había fortalecido, muchas brotes nuevos y el tronco había engordado sensiblemente.

Desde entonces sólo fue transplantado en una ocasión y aprovechando unos días de descanso laboral pues quise darle el aclarado anual correspondiente que ya iba necesitando, y que por falta de tiempo no tuve oportunidad de hacerlo cuándo correspondía. Así estaba en 2016, justo antes del primer modelado serio y que debería indicar el camino a tomar.

Así quedó unos días después, dándole el ángulo de plantado que mejor me parecía.

Unos meses después había vuelto a tirar como loco.

Y fue transplantado a una maceta de tambor, cuatro veces menos profunda que su maceta de cultivo.

En 2019 es nuevamente trasplantado con la intención de hacer un primer ordenado de brotes e ir cambiando el ángulo de plantado hacia uno más tumbado, pero por motivos desconocidos me despisté y terminé plantando con el mismo ángulo. ¡Qué rabia! 

Pasadas unas semanas, meto el jack para compactar por la zona indicada que aunque no está mal, mejor quedará más agrupada.


Y así se queda, dándome collejas por el despiste en el ángulo de plantado, ahora estaré acordándome de la metedura de pata durante un par de años o más. Cagonlá!!!!

Ya estamos en 2020 y aunque solo lleva un año desde el último transplante, no resisto más verlo con el ángulo inadecuado, así que nuevamente trasplanto, pero esta vez y para evitar que la mitad de las raíces queden fuera o excesvamente cercanas a la superficie, pues utilizo un tiesto hondo de plástico, que es lo único que tengo a mano. No me molesto demasiado en ordenar y seleccionar ramas, ya llegará el verano. En mi tierra, los pinos "hibernan" en verano que es cuando la sequía para el desarrollo vegetativo, así que para septiembre de este año cortaré casi todas las ramas que se salgan del diseño que me pide el ejemplar y que con mis modestos conocimientos sea capaz de darle.

Pero a pesar de que le había gustado esa maceta de plástico, el asunto me seguía chirriando así que hoy lo he vuelto a trasplantar procurando no tocar demasiado el cepellón, a una maceta de barro que aunque pueda parecerse a una de tokoname es mucho más barata. Durante este tiempo ha rebrotado con mucha fuerza y no quería que las raíces terminaran de adaptarse a esa maceta de la que seguro iba a ser cambiada.

Esta es la maceta de cultivo elegida, aparentemente de tamaño similar a la de plástico. Su precio es de 1,20 euros.

Y digo aparentemente porque todo este sustrato me ha sobrado, eso sí, hay que tener en cuenta que la capa drenante y un poco de relleno más, ha sido nuevo.

Y así ha quedado y si no se me vuelven a cruzar los cables, pues así estará al menos cinco o seis años, tiempo de sobra en los que espero encontrarle ya una maceta dedicada. Es curioso como un simple cambio de maceta que además es bastante similar hace que el pino parezca mucho más grande.