Continúo con el rescate de hilos, este fue publicado en Bonsaisur.
Pues nada, como seguimos con el frío, rescato una serie de imágenes de la plantación de un bosque sobre una piedra.
Se trataba de una serie de esquejes de granado que tenía en una maceta y que estuvieron a punto de ir a la basura, pero como soy un polilla y me da pena tirar nada pues aproveché que tenía todo el material necesario, o sea, varios plantones de granado, polvo de akadama, algo de musgo sobrante de un trabajo anterior y una piedra de cantera, para pasar un rato entretenido.
Aquí los afortunados.
Con el polvo de akadama y un poco de turba (70% y 30% respectivamente) elaboro el keto, mezclar bien y amasar hasta tener una masa suave y algo compacta.
El musgo empezaba a estar seco, pero era lo que tenía.
Tampoco puedo decir que la piedra tuviese pedigrí, ni siquiera era de Tokoname, pero bueno, era plana por una cara y algo cóncava por la otra, así que perfecta.
Previamente realicé unos agujeros que servirían, además de drenaje, para pasar los alambres de sujección.
Como era relativamente pequeña ni siquiera puse un murete de keto, limitándome a poner una fina capa en la superficie de la misma.
Una vez preparado el recipiente, procedo a la separación y limpieza de los plantones, reduciendo la masa radicular al mínimo prudencial.
Efectúo varias pruebas, examinando las posibles ubicaciones de los plantones.
Una vez determinada la posición de cada uno, procedo a su colocación y correspondiente atado con alambre.
Vista preliminar del primer grupo.
De momento, todo bien, así que continúo pasando alambres para los otros dos plantones. Como podéis observar, la piedra no destaca por su ligereza.
Más ataduras.
Poco a poco hemos terminado colocando los cinco plantones. Hay que tener mucho cuidado al apretarlos, ya que un exceso de presión sobre las raíces podría dañarlas fatalmente.
Llegó la hora de colocar el keto. Yo no entiendo como de pequeño me gustaba jugar con el barro, esto es una guarrada.
Vista aérea de nuestro bosque encantado.
Terminando de poner keto. Hay que introducirlo con cuidado entre las raíces, que aquí no podemos palillear.
Bueno, parece que ya hemos terminado de guarrear y podemos lavarnos las manos.
Interesa que el keto esté más bien húmedo, así nos permitirá que el musgo, que también habremos humedecido previamente, se adhiera mejor.
Poco a poco, iremos acoplando el musgo, intentando que no quede uniforme, así nos dará la sensación de un terreno agreste.
Ültimos retoques.
Et voilá. Listo para revista. Bueno, bonito y barato. Hemos practicado algo que sólo había visto en libros, aprovechado unos plantones inservibles y pasado una tarde entretenida y al aire libre (con un frío del car...o, todo sea dicho).
De haber realizado este trabajo un mes antes, podría haber sido mucho más severo con las raíces, pero ya estaban brotados, así que no corté todo lo que hubiese deseado.
Aquí nuestro bosque ese invierno.
Esta es una de las ventajas de estar haciendo contínuamente esquejes, siempre te pueden ofrecer una tarde de entretenimiento.