9 de noviembre de 2024

EVOLUCIÓN DE UN ALMENDRO (PRUNUS DULCIS).- La indeseada pero necesaria reducción.

El almendro es un árbol caducifolio de la familia de las rosáceas. Esta especie pertenece al subgénero Amygdalus del género Prunus. Bastante rústico, aguanta muy bien los fríos y las aguas ligeramente alcalinas. En cambio, es muy sensible a la putrefacción de raíces, por lo que debemos evitar a toda costa el encharcamiento del sustrato, y en caso de dudas, siempre es preferible regar un poco menos. Necesita de forma imprescindible una exposición a pleno sol.

Pero si por algo se distingue el almendro es por su espectacular y tempranera floración, sin dudas, es nuestro Prunus mume español. Floración que justifica cualquier esfuerzo por mantener uno en nuestra colección.
 
Este almendro procede de lo que probablemente, fuese la primera semilla que planté, tal vez la segunda ya que tengo un pino piñonero de parecida antiguedad. La primera foto que tengo se remonta a 2003. Estimo que ya tendría entre 2 y 3 años.

Es una planta de fuerte crecimiento cuándo encuentra espacio para que sus raíces se expandan, pero por contra, tira con varas largas y cilíndricas que lo invalidan como bonsai, aunque si lo recolectamos a tiempo, puede ser controlado. El mío siempre ha estado en maceta pequeña, por lo que su crecimiento está siendo lento, pero he conseguido una ramificación muy compacta y libre de grandes cortes. Aquí la brotación en 2004.
Tres años después apenas había cambiado su forma, pero su tronco había engordado y la parte baja se había empezado a craquelar.

Como sabiendo cual podría su futuro, emitió un brote más que interesante para cuando le llegue el momento del corte para su reducción, cosa que aunque no suele gustar, tendré que hacer en su momento.

Así florecía en 2012 y la ramita para la sustitución seguía allí, ¿pero quién renuncia a este espectáculo invernal? Lo más sorprendente de este ejemplar es que llevo desde 2011 sin cortar una sola ramita, ni una, ha llegado a un punto de equilibrio que lo único que hace es engordar y florecer, sin que alarguen las ramas salvo la pequeñita nueva.

Todos los años se llena de almendras y aunque las elimino todas, es difícil resistirse a dejar algunas durante alguna semana más.

 
 Así fue la primavera de 2020. Este ejemplar es especial y nunca me ha fallado a la hora de sacar flores.
 
 
Llevaba casi veinte años en maceta de bonsai así que en 2021 lo planté en una maceta grande de plástico, quería que pillara fuerzas para lo que ya resultaba inaplazable, la odiada reducción. Así estaba en 2023. Sus medidas son 45 centímetros de ancho, 42 centímetros de alto y 10 centímetros de nebari.

Y llegó el otoño de 2024, era hora de la indeseada pero necesaria reducción. Tras 25 años de cultivo y engorde tocaba empezar de casi cero. Me ha costado hacerlo, son demasiados años disfrutando de sus flores y frutos pero no queda más remedio. El lugar de corte era evidente.

Con más facilidad de la esperada corto el tronco, dejando esa ramita baja con la que pretendo rehacer el árbol.
 
Tras aplicar pasta cicatrizante en el corte aprovecho algunas de las escamas de la parte cortada para tapar el mismo, es algo de lo que se puede prescindir pero teniendo en cuenta que el "tajo" tardará mucho en cerrar pues quedará, de momento, más estético.
 
 Nadie diría que ese corte acaba de ser realizado.
 
Ya sólo queda esperar que no se resienta demasiado de la intervención, los almendros son bastante especialitos en este tipo de trabajos así que cruzaremos los dedos porque brote bien en primavera. El nebari tiene un diámetro de 10 centímetros, 20 centímetros de ancho y su altura ha quedado reducida a 25 centímetros.

¿Volveré a disfrutar de su magnífica floración? Sólo el tiempo lo dirá.

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