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8 de noviembre de 2021

EVOLUCIÓN DE UN ACER MONSPESSULANUM (ARCE DE MONTPELLIER)

Este que os presento es el tercer ejemplar de la compra maldita y probablemente la especie que mejor se ha recuperado y adaptado a mis posibilidades. Se trata de Acer monspessulanum, también conocido como Arce de Montpellier.
 
Aparece en buena parte de las áreas montañosas de la Península, con más abundancia en la mitad oriental. Ampliamente distribuida por toda la región mediterránea, más escasa hacia el centro de Europa.
 
Tolera un cierto grado de aridez, pero necesita suelos relativamente frescos y preferentemente calizos. Soporta bien los fríos invernales y las altas temperaturas estivales. Habita igualmente en suelos calizos o silíceos, con frecuencia muy pedregosos. Prefiere los lugares soleados, desde el nivel del mar hasta los 1600 m., aunque en honor a la verdad y en mi caso, los mejores crecimientos y colores los he obtenido cuando han estado sombreados.
 
 Curiosamente no es muy difundido en bonsai y es algo incomprensible, su rusticidad, resistencia a las enfermedades y descuidos, aceptable crecimiento, totalmente adaptado al clima mediterráneo, resistente a todas las labores habituales en bonsai, delicadeza de sus ramas y aceptable ramificación y pinzados, si a esto le añadimos su facilidad para florecer y sacar semillas y su espectacular otoñada pues lo hacen una especie ideal para bonsai.

En la foto de 2007 vemos como llegó a casa, un palito delgado, totalmente recto y con algo de verde en la parte alta, vamos, lo que viene a ser un plumero. Tras un año de adaptación llegó lo primero que tenía que arreglar que no era otra cosa que intentar dar un poco de movimiento al tronco, esto es fundamental, cuanto más grueso y lignificado, más difícil.
 
El primer tensor con el tope no sirvió de mucho, así que tiré de fuerza bruta, el ejemplar brotaba bien y el tronco había engordado aceptablemente pero al efectuar esta nueva curvatura pues me pasó como al campestre, necesitaba una rama en la parte exterior de la misma, así que recurrí a los viejos trucos de esperar una brotación espontánea, hacer pequeños cortes que provocaran la brotación, etc... pero no funcionó.
 
Así que aprovechando una rama que había que eliminar sí o sí pues en 2017 realicé un injerto por el sistema del taladro que no prosperó, por lo que en 2018 lo volví a realizar, esta ver por aproximación. En esta ocasión fui más paciente y estuvo unido a la rama madre más de un año.

Una de las características de esta especie es que en otoño y si el cultivo es correcto, podemos verlo tricolor. Por un lado las hojas verdes habituales que aún no han empezado a otoñar, luego en tonos amarillos del otoñado y para acabar y justo antes de su caída, un rojo sangre espectacular. Sin dudas, estos inicios de la otoñada son los más bonitos. Pero tenía dos grandes problemas.

Por el frente pues pasaba pero si le daba la vuelta parecía como si al ejemplar le hubiesen pegado un par de bocados, el marcado con la letra A era un espacio en vías de solución, aunque la rama injertada había pegado correctamente, tenía poca vitalidad, pero al menos iba brotando. En cambio en la zona B no había ninguna rama que pudiese servir para cubrirlo, nuevamente empecé a pensar en otro injerto.

El segundo problema (ver segunda foto), era la que supuestamente tiene que ser la rama principal, por un lado está algo baja y lo peor es que era totalmente rectilínea, aún no sé que haré, de momento sirve para ir engordando el tachiagari, pero si la quiero conservar pues tengo dos opciones para acortarla, en fin, lo mismo si corto pues consigo que la rama injertada por encima tenga más fuerza, así que con la duda sigo.
 
Una labor fundamental para la buena remificación del Acer es el pinzado de yemas anuales. Aquí tenemos casi toda la casuística posible con las yemas, algunas de ellas sólo nacen por pares y que salvo que alarguen demasiado la rama, no las tocaremos (1), otras ramillas con tres yemas o más, de las que dejaremos sólo las laterales (2), otra dónde una de las yemas está muy fuerte (marcada con el círculo azul) y que eliminaremos en favor de la débil (3) y en la parte baja, una rama con varias yemas contínuas, pero en una rama que nos interesa que crezca, así que las dejaremos todas, salvo la central, que será eliminada (4).

Es un trabajo algo laborioso, sobre todo si tenemos muchos ejemplares en los que hay que hacer estas labores, pero nos aseguran un buen desarrollo primaveral y poco a poco nos encontraremos con un montón de ramas bien estructuradas que nos permitirá una mayor diversidad en las posibilidades de modelado.
 
En 2020 hubo suerte y en el hueco superior brotó una ramita ideal que será la que cubrirá el bocado, en cambio la rama injertada sigue sin tomar protagonismo a pesar de que en 2021 ya corté un tramo de la rama fuerte inmediatamente inferior.

Y aquí una comparativa del cambio sufrido desde 2007, fecha en la que llegó a casa, hasta la primavera de 2021. Altura 42 centímetros, anchura 35 centímetros, nebari 8 centímetros. En 14 años  la altura se ha casi duplicado, la anchura cuatriplicado y el nebari se ha multiplicado pr 16.

CONCLUSIONES:
Planta resistente y con fuerte crecimiento pero sin dispararse. Soporta diferentes tipos de sustrato aunque los prefiere ligeramente calizos.
Cultivado en akadama con un 20% de sustrato orgánico.
Algo durilla para los injertos.
Se puede formar a base de pinzados y podas.
Forma nebaris aceptables con relativa facilidad.
Si queremos un otoñado espectacular hay que sombrearla todo lo posible en verano.

4 de noviembre de 2019

PINZADOS EN ACER MONSPESSULANUM.

ABRIL DE 2018
Es lo bueno que tenemos los que empezamos proyectos desde cero, que tienes la oportunidad de ir evolucionando al mismo tiempo que tus árboles, a veces no sabemos que hacer y casi siempre estaremos en la duda de cual será el camino que nuestro bonsai nos marque, porque al fin y al cabo, todo se reduce a dejar que la planta nos vaya diciendo qué es lo que quiere. Pero lo que es evidente, es que desde el primer momento hay que ir promocionando la planta y haciéndole algunos trabajillos que poco a poco le ayuden a decidir qué quiere ser de mayor. Hay que darles alternativas.

Para el trabajo de hoy voy a utilizar un Acer monspessulanum (Arce de Montpellier), que después de varios años de aclimatación y recuperación, y tras llegar a casa en una situación pésima, empieza a verse con alegría y al que le realizaré una selección de yemas con intención de retrasar las brotaciónes y densificar el ejemplar.

A principios de esta primavera le realicé el injerto de aproximación que podemos ver la foto, existe demasiada distancia entre la primera rama y la segunda, así que tenía que solucionarlo y para esto, el injerto de aproximación es ideal.

Para la labor a realizar (selección de yemas) vamos a utilizar una tijeras y una pinzadora, aunque también podremos usar las manos.

En esta imagen vemos el caso típico, una yema central muy fuerte y dos laterales más pequeñas, iremos revisando rama por rama, eliminando los brotes fuertes o innecesarios, dejándo sólo dos que nos abrirá la rama en dos nuevas ramas, al mismo tiempo que facilitará a los brotes latentes traseros a su propia brotación.

El momento adecuado es cortar antes de que abran, así no desperdiciaremos la energía de la planta. La pinzadora nos vendrá genial para entrar cerca del nacimiento del brote central.

También podremos hacerlo con los dedos, al modo de como se quitan las acículas a los pinos, una vez tenemos presionado el brote a eliminar, lo hacemos girar entre el pulgar y el índice y el brote sale fácilmente.

Otra posibilidad que podemos encontramos es que una de las yemas laterales tenga mucha fuerza, mientras que la del otro extremo quedan mucho más débil, o como en este caso, encima sean varios los brotes que reparten lo que les llega. En estos casos lo mejor es eliminar completamente la yema fuerte, facilitando la llegada por igual a los otros brotes, de los qué sólo dejaremos los antagonistas, eliminando los centrales, y de paso conseguimos cambiar la dirección de la recta rama.

Si hacemos esta selección algo tarde puede que nos encontremos que la fuerte yema central ya está brotada, pues no pasa nada, la cortamos y dejamos dos yemas laterales, una a cada lado que serán la que bifurquen y darán continuidad a la rama.


Aquí tenemos casi toda la casuística posible con las yemas, algunas de ellas sólo nacen por pares y que salvo que alarguen demasiado la rama, no las tocaremos (1), otras ramillas con tres yemas o más, de las que dejaremos sólo las laterales (2), otra dónde una de las yemas está muy fuerte (marcada con el círculo azul) y que eliminaremos en favor de la débil (3) y en la parte baja, una rama con varias yemas contínuas, pero en una rama que nos interesa que crezca, así que las dejaremos todas, salvo la central, que será eliminada (4).

Es un trabajo algo laborioso, sobre todo si tenemos muchos ejemplares en los que hay que hacer estas labores, pero nos aseguran un buen desarrollo primaveral y poco a poco nos encontraremos con un montón de ramas bien estructuradas que nos permitirá una mayor diversidad en las posibilidades de modelado.

Otra posibilidad que nos podemos encontrar es que las yemas ya estén brotadas, da igual, procedemos de igual forma, cortaremos la central.

Al principio hablaba del aprovechamiento de todos los recursos que nos ofrezca la planta, en este caso había una rama que había que eliminar sí o sí, así que aprovecho y hago lo que llamo un injerto de oportunidad, no lo tenía en mente pero tengo la rama, así que ¿por qué no? no sé si terminará sirviendo para el diseño de la planta pero para cortarlo siempre habrá tiempo, además al realizarlo por la parte trasera, las marcas quedarán ocultas, así que ya hemos aprovechado esa rama inútil.

La rama más baja sólo la dejé para el engrosamiento del tachigiari, no obstante, la mantengo con dos alturas, el tramo principal es muy recto por lo que si algún día decido incorporarla al diseño podré elegir entre una de las dos, incluso usar la ramilla más baja para rehacerla completamente como tercera opción. Pensar en futuro siempre nos dará múltiples posibilidades.

De paso, también eliminamos esas otras ramillas que. como en este caso, nacen hacia el tronco y que nunca nos servirían.

Ni que decir tiene que desde el comienzo de las brotaciones tendremos que revisar diariamente todos nuestros ejemplares susceptibles de esta labor, sobre todo los palmatums que crecen como locos.

NOVIEMBRE DE 2019
Una de las características de esta especie es que en otoño y si el cultivo es correcto, podemos verlo tricolor. Por un lado las hojas verdes habituales que aún no han empezado a otoñar, luego en tonos amarillos del otoñado y para acabar y justo antes de su caída, un rojo sangre espectacular. Sin dudas, estos inicios de la otoñada son los más bonitos.
 
La rama injertada ha progresado adecuadamente pero esta especie requiere más precaución que otras más amigables por lo que no separaré la rama injertada hasta el verano que viene. A principios de la próxima primavera injertaré una segunda rama con lo que la estructura básica quedará completada. Desde el frente no se echa en falta ninguna rama más, pero si lo miramos desde atrás, la cosa cambia.

El hueco A será tapado por la rama ya en fase de injerto. Pero nos queda un segundo hueco que será tapado por un futuro injerto, espacio marcado en B.

Continuará.