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27 de diciembre de 2022

HISTORIA DE MI PRIMER FICUS RETUSA.- LA BESTIA.

Este es un ficus retusa que lleva bastante tiempo conmigo, lo compré en 2004 y esta foto corresponde a dicho año tras ser trasplantado para eliminar el sustrato orgánico en el que venía plantado. Era mi primer ficus y una de las pocas plantas que he comprado comercializada como "bonsai", lo que hizo que entre la falta de tiempo y mi desconocimiento pues me limitara a conservarlo vivo.

Tras tres años sin tocarlo pude comprobar que la maceta de micapot en la que fue plantado no resultó demasiado buena para el ejemplar así que ese mismo año fue trasplantado a otra maceta, que tampoco era demasiado bonita pero era la única que tenía disponible y era más grande.

Lo único que le hacía era mantener la forma redondeada por lo que cada vez estaba más desordenado. Para 2008 y aunque había recuperado algo de vigor seguía viéndolo falto de verde.

En 2010 y ya no tan inexperto, tuvo algo más de suerte, y fue defoliado. Seguía en la misma maceta y ya pedía a gritos el trasplante. la aparición de musgo de forma espontánea era un síntoma inequívoco del mal drenaje. Por otra parte, seguía negándose a emitir subramificación fina.

Aquí ya en 2011, parecía que se había recuperado un poco del abandono, brotó bastante bien y sacó nuevas ramas, pero duraría poco, a partir del verano se empezaron a secar muchas de ellas, estaba claro que, o hacía algo o horror: ¡Mataría un ficus!

Con demasiados remordimientos de conciencia hice acto de fe, de este año no pasaba. Después de una defoliación completa y eliminación de todas las ramas muy mal colocadas (algunas tenía que dejar) y las que se habían secado, quedó así, también trasplanto a una maceta grande, dónde pueda recuperarse totalmente. El año que viene tal vez cambie el ángulo de plantado. Buscaba un diseño diferente al típico de esta especie y aunque en ese momento no me desagradó lo que hice, hoy lo miro y me parece más feo que pegar a un padre con un calcetín sudado.

Vista cenital. Las ramas son excesivamente gruesas, pero de momento es lo que había.

Así estuvo hasta 2015 que dando un paseo por un vivero "sin pedigrí" encontré un tiesto barato y enseguida supe que le iría casi perfecto y por nueve euros quién se resistía a probar. Era increible el juego que hacía el tronco húmedo con el tono púrpura de la maceta, fue un flechazo a primera vista y aquí está el resultado. Estaba perfecto, hechos el uno para el otro.

Para 2017 nuevamente fue trasplantado, esta vez a una maceta ovalada esmaltada en azul que le venía perfecta.

Tras algunos algunos meses de reposo fue defoliado y de paso, un ligero recorte de alguna ramilla intentando buscale un ápice y bajar de paso la altura del ejemplar. Al fín disponía de pequeñas ramitas con las que darle forma a las ramas principales.

De la poda anterior había quedado el tocón del antiguo ápice, así que serrucho al canto.

Esa reducción, importante en altura, dejó una gran cicatriz que poco a poco iba cerrando.

Me encanta el uso de tensores, son mucho menos agresivos con las ramas, son más fáciles de eliminar y no dejan marcas pero sólo lo recomiendo, como en este caso, cuándo las ramas a doblar son gruesas y cortas, con un alambrado tradicional habría que usar un calibre muy grueso y sería trabajoso conseguir los cambios de dirección deseados, en cambio con el tensor es más fácil y seguro.
Caso de ramas largas, el tensor no es recomendable ya que producen "efecto arco" y nuestras ramas terminarían pareciendo las varillas de un paraguas, salvo que previamente al tensor, se alambre y se le dote de la forma deseada, pero entonces el tensor sería casi innecesario.

CONSEJO: Cuándo tenemos ejemplares avanzados siempre es conveniente tener recursos que hagan frente a posibles problemas que puedan surgir, así que usaremos las ramillas recién podadas para esquejes, esto nos permitirá tener algunos ejemplares procedente de la planta original para hacer frente a posibles injertos o sustituciones de ramas o ápice, caso necesario.

Si comparamos la imagen de 2004 y la de 2017, podemos observar (a pesar de las diferentes escalas), que en sólo trece años y a pesar del notable engrose del tronco, la altura del ejemplar es prácticamente la mitad. A partir de ahora lo más importante será la fijación de las ramas principales, eliminación de las que vayan sobrando y trabajar "a lo ancho" con la subramificación.
 
A todos nos gusta ver el resultado de nuestro trabajo plantado en la maceta más adecuada que podemos ofrecerle, pero esto suele provocar cierto stress a la planta al estar en una maceta que siempre será algo más pequeña a la ideal para un desarrollo idóneo de las raíces, así que no nos queda más remedio que de forma cíclica, plantar en macetas de cultivo, más grandes y que permitan un desarrollo lo más óptimo posible sin exponerla a grandes esfuerzos.

Así que en 2019 y aprovechando que me había quedado una maceta libre, bastante más grande y que no le iba a desentornar demasiado, me puse manos a la obra. Tenemos de darle un buen limpiado a las raíces y eliminar los restos de musgo que permanecían por todos los rincones. A pesar de la maceta en la que se comprimían, las raíces estaban perfectas.

No debemos olvidar que cuando fijamos el tronco a la maceta debemos protegerlo, por flojera no quise buscar alguna goma que protegiera la zona de contacto, el resultado fue que dañé superficialmente la corteza.

Una vez efectuado el trasplante podemos observar un síntoma motivado por el poco espacio de que disponían las raíces, el lado derecho ha sido bien alimentado, lo que se traduce en mayor número de hojas, con mejor color pero más grandes. En cambio el lado izquierdo tiene menos cantidad de hojas, más amarillentas pero mucho más pequeñas.  No nos queda otra que compensar la fuerza y recortar la zona más frondosa con la intención de que la parte izquierda recupere el vigor.

Lo sabemos todos, pero recuerdo que cuándo se cortan las ramas o se defolia un ficus, por las heridas emite un látex que además de tóxico, provoca un "desangrado" relativo de la rama cortada. Para frenar la emisión de látex basta con pulverizar agua sobre las heridas.

Una vez plantado y equilibrado el conjunto, ya está preparado para unos años de paz en los que recuperará el vigor y armonía.

Y como tengo por costumbre, al año siguiente ya 2020, defoliación completa.
 
 A finales de 2022 el ejemplar ha recuperado vigor y se ha igualado el lado izquierdo descompensado.
 
 Y está emitiendo raíces aéreas.
 
Estas son las medidas de La Bestia. Altura 30 cms, ancho 43 cms, perímetro de la copa 140 cms, perímetro del tronco 45 cms y perímetro del nebari 83 cms.
 
Tras un año de crecimiento libre el ficus se había desmadrado, así que a finales de junio de 2023 le toca un aligerado de ramas y defoliado parcial. El boletus vuelve a ser él mismo.

Termino con la evolución gráfica desde el año de su compra.
 

 

21 de abril de 2020

FICUS RETUSA CON NEBARI RADIAL.

Proviene de esqueje sacado en 2003 que fue acodado en lo que por entonces fue mi primer intento de acodo en una planta, aunque no tengo fotos del momento. Empecé a fijarme en él en 2007, había desarrollado un sistema radial de raíces que me dió buenas esperanzas, y de ahí su primera foto. Debido a la resistencia y facilidad de mantenimiento, ficus bonsai los hay a cientos de millones, pero a poco que os hayáis fijado no son muchos los que muestra un nebari radial, y este es uno de ellos.

Así se veía en 2008.

Y en 2010 las raíces iban tomando cuerpo.

En 2011 empezó a definirse su estructura primaria, el nebari progresaba adecuadamente y continuaba con el arreglo de los ángulos de salida de las ramas que ya se iban homogeneizando.

En 2012, estaba frondoso, una vez defoliado y una vista del nebari que había tenido un desarrollo notable en este último año.

En 2016 ese incipiente nebari había tomado cuerpo y hace que este ejemplar ocupe un espacio adecuado en mis estanterías. Y empezó el momento de prestarle toda la atención a la ramificación secundaria.

Así estaba en 2018.

Ya en 2019. Desde 2016 no dispuse de demasiado tiempo para dedicarle a mis plantas y esto provocó que las raíces se me hayan ido de mano, algunas han crecido bastante más que otras descompensando el nebari. Me sorprende que a pesar de que el verde se mantiene muy estable, el grosor del tronco y raíces aumentan a mayor velocidad. Aunque desde el frente el problema no es muy perceptible, salvo esa pequeña raicilla que deben engordar.

Desde la espalda si que son notables los desajustes, más evidentes si cabe al haberse fusionado un par de raíces gruesas, en el próximo trasplante tendré que darle caña a las raíces más gruesas para frenarles su crecimiento. En estas fotos de abril de 2020 se ve claramente el problema.
 
En 2022 fue trasplantado a una maceta de cultivo y las raíces sufrieron un profundo trabajo, el resultado ha sido que ha igualado las fuerzas entre todas ellas y se ven de parecidos diámetros, por contra, la planta me perdió fuerza y el ápice se presenta muy débil algo en lo que también debe haber influido la excesiva fuerza y brotación de las dos ramas bajas que aunque fueron defoliadas un par de veces, ni perdieron fuerza ni la consiguió el ápice. A finales de junio de 2023 lo vuelvo a semidefoliar, poniendo especial interés en las dos ramas bajas. También eliminé una rama trasversal a la altura del ápice, había engordado mucho y era muy fea.

Para la próxima temporada me tocará cortar la rama que señalo, tiene el mismo problema que la que tenía en su parte alta. En esta foto también podemos ver como las raíces están más ordenadas e igualadas, conforme se peguen serán todo un espectáculo de nebari.




8 de septiembre de 2019

HISTORIA DE UN FICUS RETUSA

Este es un ficus del que nunca he hablado. Se trata de un Ficus Retusa que fue comprado en un centro comercial en el año 2003, y al que le he ido prestando muy poca atención ya que sólo me interesaba la parte alta que tras engordar bastante fue acodada y separada quedando un tocón que fui manteniendo por algún rincón sin intención de ser aprovechado, la prueba está en que hasta ahora nunca le dediqué ni una sola entrada.

Sin pena ni gloria fue creciendo y así era en 2016. Tenía muchas ramas laterales, pero en lo que debía ser el frente, no tenía ninguna, así que en la siguiente poda conservé varias ramas cortadas al objeto de enraizarlas y cuando llegase el momento, utilizarlas para injertarlas en los lugares necesarios.

Y así llegamos a 2019, en la primera hice dos injertos por el sistema del taladro. Este método es la forma más sencilla en un ficus para conseguir ramas donde no las hay. Después de haber conseguido un volumen de tronco aceptable, toca poner ramas donde hacen falta, ya que como es habitual, las plantas sacarán ramas por mil lugares, pero nunca por donde nos interesa, así que nada más fácil que un injerto con el sistema del taladro. En la primera ya hice dos injertos y ahora en septiembre intentaré culminar el proyecto que comenzó (en mi cabeza) en 2016.

Queremos una rama en esta curva exterior, había una pero se secó, así que después de eliminar los tocones y llegar la zona viva, procederemos a hacer un taladro que atraviese el tronco por dónde queremos tener una rama.

 Para ello utilizaré algunos de los esquejes obtenidos en las podas anteriores.

Con un taladro y una broca de madera de un diámetro algo superior al grosor de la rama que queremos injertar, hacemos un agujero que atraviese el tronco. Pongo un alambre para que podamos apreciar mucho mejor, la dirección del agujero.

Ya solo nos queda eliminar todas las hojas del esqueje e introducir la rama, con mucho cuidado, por el agujero realizado. Una vez pasada, interesa hacer un poco de presión, halando de la punta del esqueje para que adquieran presión las zonas de contacto. Sellamos con un poco de pasta cicatrizante ambos lados y listo. Ya solo nos queda inmovilizar la macetita, lo hacemos con un alambre. Y terminar de orientar la ramita injertada en el ángulo que nos interese.

Un pasito más en el intento de conseguir un bonsai que al menos, disponga de ramas en los lugares adecuados.

Así queda el ejemplar visto desde la parte de atrás. Se obsevan dos injertos más que fueron realizados en la primavera pero que aún no ha llegado el momento de cortar. Hay que recordar que para cortar un injerto realizado con este sistema hay que esperar a que el grosor de la rama en el punto de salida, sea mayor que en el de entrada.
 
Llegó 2023 y la temida pero necesaria reducción ha llegado, las ramas principales habían engordado muchísimo y el verde se había alejado del tronco así que voy a quitar casi todas las ramas y dejarlo en su mínima expresión.
 
Desconozco los motivos pero por primera vez me han fallado unos injertos en un ficus, el caso es que las ramas que intentaba injertar se han ido pudriendo una tras otra. El motivo fue simple, los ficus emiten latex y los cortes interiores mantienen la humedad durante muchísimo tiempo, esto hizo que los injertos se pudriesen, efecto aumentado por haber sellado ambos agujeros con pasta selladora. En nuevos injertos realizados he dejado las zonas de contacto sin sellar y han funcionado perfectamente aunque han tardado más en pegar.
 
La remodelación también conlleva la reducción en la altura del ejemplar para eliminar la zona que había quedado sin ramas, esto me obliga a utilizar una rama ya formada como nuevo ápice, debiendo levantarla unos 90 grados, así que echo mano a los hierros y tras un buen enrafiado, rama "parriba".

Lo peor de todo son las tres ramas que han quedado, si no consigo retroceder la brotación tendré que cortarlas a las bravas y esperar que por azar saque brotes por algún lugar aprovechable. En fin, esto fue la sobra de un acodo y empiezo a cansarme de él.