Este es un ficus retusa que lleva bastante tiempo conmigo, lo compré en 2004 y esta foto corresponde a dicho año tras ser trasplantado para eliminar el sustrato orgánico en el que venía plantado. Era mi primer ficus y una de las pocas plantas que he comprado comercializada como "bonsai", lo que hizo que entre la falta de tiempo y mi desconocimiento pues me limitara a conservarlo vivo.
Tras tres años sin tocarlo pude comprobar que la maceta de micapot en la que fue plantado no resultó demasiado buena para el ejemplar así que ese mismo año fue trasplantado a otra maceta, que tampoco era demasiado bonita pero era la única que tenía disponible y era más grande.
Lo único que le hacía era mantener la forma redondeada por lo que cada vez estaba más desordenado. Para 2008 y aunque había recuperado algo de vigor seguía viéndolo falto de verde.
En 2010 y ya no tan inexperto, tuvo algo más de suerte, y fue defoliado. Seguía en la misma maceta y ya pedía a gritos el trasplante. la aparición de musgo de forma espontánea era un síntoma inequívoco del mal drenaje. Por otra parte, seguía negándose a emitir subramificación fina.
Aquí ya en 2011, parecía que se había recuperado un poco del abandono, brotó bastante bien y sacó nuevas ramas, pero duraría poco, a partir del verano se empezaron a secar muchas de ellas, estaba claro que, o hacía algo o horror: ¡Mataría un ficus!
Con demasiados remordimientos de conciencia hice acto de fe, de este año no pasaba. Después de una defoliación completa y eliminación de todas las ramas muy mal colocadas (algunas tenía que dejar) y las que se habían secado, quedó así, también trasplanto a una maceta grande, dónde pueda recuperarse totalmente. El año que viene tal vez cambie el ángulo de plantado. Buscaba un diseño diferente al típico de esta especie y aunque en ese momento no me desagradó lo que hice, hoy lo miro y me parece más feo que pegar a un padre con un calcetín sudado.
Vista cenital. Las ramas son excesivamente gruesas, pero de momento es lo que había.
Así estuvo hasta 2015 que dando un paseo por un vivero "sin pedigrí" encontré un
tiesto barato y enseguida supe que le iría casi perfecto y por nueve
euros quién se resistía a probar. Era increible el juego que hacía el tronco húmedo con el tono púrpura de
la maceta, fue un flechazo a primera vista y aquí está el resultado. Estaba perfecto, hechos el uno para el otro.
Para 2017 nuevamente fue trasplantado, esta vez a una maceta ovalada esmaltada en azul que le venía perfecta.
Tras algunos algunos meses de reposo fue defoliado y de paso, un ligero recorte de alguna ramilla intentando buscale un ápice y bajar de paso la altura del ejemplar. Al fín disponía de pequeñas ramitas con las que darle forma a las ramas principales.
De la poda anterior había quedado el tocón del antiguo ápice, así que serrucho al canto.
Esa reducción, importante en altura, dejó una gran cicatriz que poco a poco iba cerrando.
Me encanta el uso de tensores, son mucho menos agresivos con las ramas,
son más fáciles de eliminar y no dejan marcas pero sólo lo recomiendo,
como en este caso, cuándo las ramas a doblar son gruesas y cortas, con
un alambrado tradicional habría que usar un calibre muy grueso y sería
trabajoso conseguir los cambios de dirección deseados, en cambio con el
tensor es más fácil y seguro.
Caso de ramas largas, el tensor no es recomendable ya que producen
"efecto arco" y nuestras ramas terminarían pareciendo las varillas de un
paraguas, salvo que previamente al tensor, se alambre y se le dote de
la forma deseada, pero entonces el tensor sería casi innecesario.
CONSEJO: Cuándo tenemos ejemplares avanzados siempre es
conveniente tener recursos que hagan frente a posibles problemas que
puedan surgir, así que usaremos las ramillas recién podadas para
esquejes, esto nos permitirá tener algunos ejemplares procedente de la
planta original para hacer frente a posibles injertos o sustituciones de
ramas o ápice, caso necesario.
Si comparamos la imagen de 2004 y la de 2017, podemos observar (a pesar
de las diferentes escalas), que en sólo trece años y a pesar del
notable engrose del tronco, la altura del ejemplar es prácticamente la
mitad. A partir de ahora lo más importante será la fijación de las ramas
principales, eliminación de las que vayan sobrando y trabajar "a lo
ancho" con la subramificación.
A todos nos gusta ver el resultado de nuestro trabajo plantado en la
maceta más adecuada que podemos ofrecerle, pero esto suele provocar cierto stress a la planta al estar en una maceta que siempre será algo más pequeña a la ideal para un desarrollo idóneo de las raíces, así que no nos queda más
remedio que de forma cíclica, plantar en macetas de cultivo, más grandes y
que permitan un desarrollo lo más óptimo posible sin exponerla a
grandes esfuerzos.
Así que en 2019 y aprovechando que me había quedado una maceta libre, bastante más
grande y que no le iba a desentornar demasiado, me puse manos a la
obra. Tenemos de darle un buen limpiado a las raíces y eliminar los
restos de musgo que permanecían por todos los rincones. A pesar de la maceta en la que se comprimían, las raíces estaban perfectas.
No debemos olvidar que cuando fijamos el tronco a la maceta debemos
protegerlo, por flojera no quise buscar alguna goma que protegiera la
zona de contacto, el resultado fue que dañé superficialmente la corteza.
Una vez efectuado el trasplante podemos observar un síntoma motivado por
el poco espacio de que disponían las raíces, el lado derecho ha sido
bien alimentado, lo que se traduce en mayor número de hojas, con mejor
color pero más grandes. En cambio el lado izquierdo tiene menos cantidad
de hojas, más amarillentas pero mucho más pequeñas. No nos queda otra
que compensar la fuerza y recortar la zona más frondosa con la intención
de que la parte izquierda recupere el vigor.
Lo sabemos todos, pero recuerdo que cuándo se cortan las ramas o se defolia un ficus,
por las heridas emite un látex que además de tóxico, provoca un
"desangrado" relativo de la rama cortada. Para frenar la emisión de
látex basta con pulverizar agua sobre las heridas.
Y como tengo por costumbre, al año siguiente ya 2020, defoliación completa.
A finales de 2022 el ejemplar ha recuperado vigor y se ha igualado el lado izquierdo descompensado.
Y está emitiendo raíces aéreas.
Estas son las medidas de La Bestia. Altura 30 cms, ancho 43 cms, perímetro de la copa 140 cms, perímetro del tronco 45 cms y perímetro del nebari 83 cms.
Tras un año de crecimiento libre el ficus se había desmadrado, así que a finales de junio de 2023 le toca un aligerado de ramas y defoliado parcial. El boletus vuelve a ser él mismo.