Este
 pino piñonero procede de semilla sembrada por mi sobre 1997, en lo que 
sería la primera planta de semilla en mi incipiente hobby por entonces. 
Aquí vemos la evolución fotográfica comparativa en estos primeros años. La 
primera foto que tengo es de 2003.
Es
 en 2018 y viendo que el ejemplar ya no da más de sí con ese diseño, decido una 
reducción drástica. Voy a cortar por donde señalo y rehacer la copa con 
esa rama baja de la izquierda.
Veo
 este arreglo virtual y empiezo a dudar sobre sí será una buena idea. El
 tronco ya tiene en su parte estrecha más de 3 centímetros de 
diámetro. Y la rama a mover casi 2 centímetros, lo peor de todo es que 
tendré que moverla casi 60º para llevarla al lugar donde pienso quedará 
mejor. 
Con
 el serrucho de la mano lo vuelvo a pensar tres veces, una vez iniciado 
el trabajo ya no habrá vuelta atrás ni arrepentimientos, mi primer pino 
de semilla nunca volverá a ser el mismo. 
Para
 facilitar la torsión, con el serrucho abro un hueco en forma de cuña, 
lo que facilitará el movimiento de la rama. Es importante calcular el 
ángulo de la cuña ya que quiero que las zonas cortadas queden en 
perfecta unión, pretendo que se autoinjerten, algo que no es 
necesario, pero que si se consigue pues parecerá mucho más natural.
Enrafio poniendo especial atención y fuerza en la zona dónde estimo sufrirá mayor tensión. También
 refuerzo esa misma zona con un par de alambres a modo de collarín. Si
 se parte esta zona, todo el trabajo se irá al traste. 
  Y bajo la rama a subir, fijo la barra de hierro que servirá de palanca.
Una
 vez llevada a la posición deseada, pongo un tensor provisional de 
alambre en la parte alta del tronco principal, que aunque la vamos a 
eliminar, de momento nos servirá de soporte. 
 Con
 la rama ya aproximada, procedo a la eliminación del tronco principal y 
demás ramas (las había dejado por un "por si acaso rompe"), de 
momento dejo la que sale por la derecha, es el plan B, por si por un 
casual, la rama que estamos doblando se parte, al menos tendríamos una 
rama verde para intentar hacer algo.
Estas
 son las paradojas del bonsai, la rama que salía horizontal al suelo 
pues tenemos que levantarla y ahora las que se quedan levantadas, pues 
tenemos que llevarlas hacia la horizontal, Para asegurarnos pues 
enrafiamos por los lugares dónde se producirán las torsiones. El tocón 
central también será reducido, pero de momento lo dejo porque me sirve 
de soporte para el tensor que mantiene la rama  con la que reharé el diseño en su posición.
Como
 podemos ver, la unión entre ambas partes es casi perfecta, realmente 
que se autoinjerten no es demasiado importante, pero si lo hacen, mejor 
que mejor. Por eso es conveniente cortar la cuña pensando en la unión de
 ambas partes una vez movida la rama. Caso de ser posible, un poco de 
pasta selladora en los bordes de unión vendría bien. 
Para
 ayudar a la recuperación, trasplanto a una maceta de cultivo. Y así de 
feo queda el pobre pino, en espera de que la nueva brotación vaya 
cubriendo las zonas, pero el objetivo está conseguido, tengo una rama 
principal, una rama de contrapeso, una trasera y un ápice, así que de 
nuevo empieza el cultivo. 
Altura original antes del trabajo, 50 
centímetros desde la superficie del sustrato, altura después de la 
reducción, 30 centímetros. Llegados a este punto es necesario parar, el 
pino necesita recuperarse, hoy es 28 de diciembre de 2018 y no quiero una inocentada.
Tras
 un año de recuperación, ya en diciembre de 2019, elimino los alambres y
 la rafia y procedo a la primera parte de la eliminación del tronco 
original cortado. No me interesa eliminarlo completamente porque me 
servirá como relleno del nuevo callo de cicatrización, así que de 
momento lo trato como si fuese a dejarlo, vaciado del mismo, un toque de
 soplete para secarlo y otro pequeño retoque de aproximación. Está 
pegado a la zona de autoinjerto así que mejor ir con precaución.
Tras
 año y medio de recuperación en mayo de 2020 tocó un nuevo pasito. 
Primero vuelvo a rebajar la porción de tronco que dejé como jin. En la 
imagen podemos ver como evolucionó tras la reducción, de forma 
visual la rama trasera servía para cubrir el hueco de donde debía estar 
la rama principal (A), una subrama de la rama trasera y girada hacia la 
derecha hacía las funciones de rama de contrapeso (B) y la rama alta 
lateral
 debería hacer de rama trasera (C), y por encima un cúmulo de ramitas de
 
donde debería salir el ápice, vamos un auténtico maremágnum. 
Tras el pinzado podemos ver más clara la situación. La rama A que nace 
hacia atrás, la B una subrama de A y forzada hacia el otro lado para 
ejercer de contrapeso y la rama C orientada hacia adelante. Marcada 
con una línea roja la larga porción de tronco sin ninguna rama y que es 
lo que queremos corregir hoy además de recolocar las ramas.
El trabajo consiste en hacer girar unos 35 grados el tronco principal 
de manera que la rama A quede como rama principal pero con orientación 
correcta (hacia la izquierda), la B pasará a rama trasera y C se 
convertirá en rama de contrapeso. A tener en cuenta que la zona marcada 
con el óvalo naranja es la zona semiinjertada en 2018 por lo que tendré 
que pensar en algo para evitar en lo posible que esa zona gire y en 
cambio sí que lo haga desde dos centímetros más arriba. 
Lo
 primero es enrafiar y alambrar como si no hubiese un mañana, las 
vueltas de los alambres son muy cerradas, su principal misión será 
evitar desgarros o separación de corteza y cámbium. Apoyando la barra 
contra el lateral de la maceta, la aseguro al tronco 
con un alambre justo en la zona del autoinjerto, esta barra además de 
impedir el posible desplazamiento lateral de la zona pues me servirá 
para fijar la barra que ejecutará la torsión y que no podré quitar en 
una temporada.
Justo a 90 grados he fijado la segunda barra poniendo especial atención 
en asegurarla fuertemente a la rama A pero de forma que la fuerza se 
ejerza en el tronco principal, recordemos que debemos girar el tronco 
principal y no la rama A, que lo único que tiene que hacer es 
desplazarse con su porción de tronco. La segunda barra queda 
parcialmente oculta a la vista pero podemos ver su dirección fijándonos 
en el extremo que sale por delante.
Y con la ayuda de otro par de manos giro la barra de torsión 90 grados 
al mismo tiempo que con la mano libre ayudo al giro del tronco. Con 
mayor facilidad de la esperada todo el conjunto se mueve, una vez 
llevado al máximo posible de giro, fijo ambas barras de hierro con un 
alambre para impedir el efecto muelle. 
Aquí podemos ver que los grados girados del tronco principal nos ha 
permitido que la rama A tenga una nueva y más correcta orientación. Como
 previamente había sido enrafiada en parte y alambrada pues el codo que 
tenía en origen ha desaparecido y ahora luce rectilínea. Por otra parte,
 la C es ahora una rama de contrapeso correctamente situada en relación 
al tronco y a la rama principal, con un poco de ángulo hacia adelante 
como mandan las viejas normas de la Escuela Clásica: son como dos brazos que se abren para abrazar al espectador.
Como
 resultado de esta torsión sobre el eje nos surge un nuevo problema. 
Cerré una puerta pero se abrió otra. El tronco forma un ángulo recto más
 evidente al tratarse de una zona de vacío.
Si cambiara el ángulo de plantado buscando una copa algo más vertical, el problema sería más evidente.
Así estaba antes del trabajo y así quedó. Podemos apreciar como la 
primera rama de la izquerda que antes nacía hacia atrás, ahora queda en 
el lateral izquierdo y se convierte en la primera rama del pino. El 
árbol necesita descansar y recuperarse de estos trabajos, así que lo 
dejaremos hasta el invierno cuando intertaremos hacer algo para eliminar
 ese ángulo recto.
Tras nueve meses de descanso, el árbol ha tirado con fuerza y toca intentar corregir el ángulo en cuestión, Dios mediante, este trabajo debería ser el último en la formación de la estructura básica del pino, a partir de aquí todo debería ser mucho más fácil, con una rama principal, otra de contrapeso y otra trasera en sus lugares correspondientes, podríamos empezar a la creación de las masas verdes.
Tras nueve meses de descanso, el árbol ha tirado con fuerza y toca intentar corregir el ángulo en cuestión, Dios mediante, este trabajo debería ser el último en la formación de la estructura básica del pino, a partir de aquí todo debería ser mucho más fácil, con una rama principal, otra de contrapeso y otra trasera en sus lugares correspondientes, podríamos empezar a la creación de las masas verdes.
Pero
 primero vamos a intentar corregir ese ángulo recto que forma el tronco.
 Para ello elimino l porción del jin superior que dejé, eliminando de la madera 
dura interna, esto además de facilitar la torsión evitará en posible 
astillado que dañe el cámbium o la albura. Hemos tenido en cuenta el corte 
que hicimos en la primera torsión, evitando en lo posible tocar la zona 
viva que en estos momentos supone menos del 50% del perímetro de la 
rama. 
Y fijamos las palancas.
Hay
 que medir muy bien la fuerza y estar atentos a posibles grietas de la 
corteza y por eso no he enrafiado. Si parte ahora, adiós al pino, a la 
basura 23 años de cultivo.
Finalizado
 el desplazamiento vemos como por, tal vez exceso de precaución, no he 
torsionado lo necesario para que ambas zonas del corte entrasen en 
contacto. Es de suponer que con el tiempo, el labio de cicatrización 
unirà las partes, pero al menos en principio tendería a entrar por ese 
hueco.
Para
 evitar eso y la existencia de bolsas de aire nada más fácil que 
utilizar pasta bicomponente y sellar el interior, en estas condiciones 
el labio de cicatrización encontrará una superficie dura y bajará 
directamente en busca de la zona de contacto con el tronco.
Aquí
 vemos una comparativa entre el antes y el después de la corrección. 
Esta torsión ha sido menos drástica que las anteriores, solo ha supuesto
 10º de movimiento, pero el aspecto del ejemplar ha mejorado 
notablemente, aproximándose a un moyogi clásico.
Los
 ángulos formados han pasado de los 120º originales a los 68º actuales, 
lo que significa que hemos movido una rama gruesa 52º desde su posición 
original en un proceso que ha durado dos años sin poner en peligro en 
ningún momento la vida del ejemplar. ¿Que podríamos haberlo hecho de una
 tacada? Pues sí, pero el bonsai como en la vida, todo es evolución y lo
 que ayer nos parecía bien, hoy puede que ya no lo veamos tan bien, así 
que tenemos que ir aplicando las correcciones necesarias sin obcecarnos 
en demasía por mantener la idea original y sobre todo, sin prisas y adaptándolo a nuestras posibilidades.
 
Estamos en 2022 y han
 pasado casi dos años desde el último trabajo y la herida abierta del 
tronco ha evolucionado satisfactoriamente, casi ha desaparecido, digo 
casi porque sé dónde hay que mirar, para otros ojos sería totalmente 
imperceptible. Y lo mejor de todo, el tronco empieza a craquelarse.
Así quedó en 2018 tras la reducción drástica y así está cuatro años después.
Así quedó en 2018 tras la reducción drástica y así está cuatro años después.
Tras
 el limpiado de las acículas secas y viejas, hago un ligero alambrado de
 aproximación que me permitirá eliminar brotes y ramillas inservibles y 
nos dará una idea de por dónde irá el diseño.
Tras casi dos años de descanso y crecimiento libre hoy ha tocado una limpieza de acículas viejas, tanto secas como verdes.
Así estaba en el momento de meterle mano, estamos a primeros de septiembre de 2024.
Tras la limpieza y aclarado, también le doy un repasito a la maceta y así queda. Para más adelante quitaré algunas ramas y daré un alambrado completo.
Tras la limpieza y aclarado, también le doy un repasito a la maceta y así queda. Para más adelante quitaré algunas ramas y daré un alambrado completo.
Algunos dirán que mucho trabajo para un pino piñonero que no es lo más 
acertado para bonsai, y llevan razón, pero los ratos de 
entretenimiento y aprendizaje que estoy obteniendo con él, bien lo valen.
COMENTARIOS ANTERIORES:




























Vaya trabajo!!! Eres un valiente...te va a quedar de maravilla...ya nos mostraras
De héroes está el cementerio lleno, espero que mi pino no sea el daño colateral. Gracias tu visita, y por supuesto que seguiré informando. Un saludo.
29 de diciembre de 2018, 1:03