4 de septiembre de 2020

EVOLUCIÓN DE UN PINO HALEPENSIS NACIDO DE SEMILLA

Bueno, en el título digo "nacido de semilla" pero es una tontería, de semilla nacen todos. ¡Menuda perogrullada!

Este es un pino helepensis que en 2003 presentaba este aspecto. Esta foto es del día en que me lo regalaron. No me resisto a contar su historia, son de esas cosas curiosas que tiene la vida.

Todo comienza cuándo en el año 2001 hice un pedido de semillas entre las que iban un lote de semillas de pinos que tras sembrarlas conforme recomendaban pues no brotó ninguna. Como es habitual en mí pues reciclo y reutilizo todo lo que puedo, el caso es que pasado el tiempo, volví a regalar algunas macetas con otras cosas plantadas y al parecer alguna de estas semillas seguían en el sustrato. Pasó el tiempo y este pino, al igual que varios más que yo tengo, brotaron tras un par de años mezclados con los sustratos reciclados. Por cosas de la vida a quién le brotó el ejemplar y no queriéndolo pues me lo regaló, sería cosas de Murphy o el Karma pero el pino volvió a casa.

Así era en 2003 cuando regresó a mis manos.

En 2004 había crecido como un loco pero el diseño no tenías ni pies ni cabeza. Debí cambiarlo de maceta pero eso suponía romper esta tan bonita que tenía, al menos a mi me gustaba, no como maceta de bonsai pero sí como simple maceta.

En 2006 fue sacado de esa maceta, le corté casi todas las ramas dejando sólamente las de la punta, con la intención de rehacer desde ahí todo el verde. Ya por entonces tenía en mente un modelado que se saliese del tradicional moyogi, que para eso ya tengo varios ejemplares procedentes de mismo plantado de semillas.

El primer año fue de adaptación a la akadama y no creció mucho, pero el buen color indicaba que se había establecido perfectamente.

 Para 2008 se había fortalecido, muchas brotes nuevos y el tronco había engordado sensiblemente.

Desde entonces sólo fue transplantado en una ocasión y aprovechando unos días de descanso laboral pues quise darle el aclarado anual correspondiente que ya iba necesitando, y que por falta de tiempo no tuve oportunidad de hacerlo cuándo correspondía. Así estaba en 2016, justo antes del primer modelado serio y que debería indicar el camino a tomar.

Así quedó unos días después, dándole el ángulo de plantado que mejor me parecía.

Unos meses después había vuelto a tirar como loco.

Y fue transplantado a una maceta de tambor, cuatro veces menos profunda que su maceta de cultivo.

En 2019 es nuevamente trasplantado con la intención de hacer un primer ordenado de brotes e ir cambiando el ángulo de plantado hacia uno más tumbado, pero por motivos desconocidos me despisté y terminé plantando con el mismo ángulo. ¡Qué rabia! 

Pasadas unas semanas, meto el jack para compactar por la zona indicada que aunque no está mal, mejor quedará más agrupada.


Y así se queda, dándome collejas por el despiste en el ángulo de plantado, ahora estaré acordándome de la metedura de pata durante un par de años o más. Cagonlá!!!!

Ya estamos en 2020 y aunque solo lleva un año desde el último transplante, no resisto más verlo con el ángulo inadecuado, así que nuevamente trasplanto, pero esta vez y para evitar que la mitad de las raíces queden fuera o excesvamente cercanas a la superficie, pues utilizo un tiesto hondo de plástico, que es lo único que tengo a mano. No me molesto demasiado en ordenar y seleccionar ramas, ya llegará el verano. En mi tierra, los pinos "hibernan" en verano que es cuando la sequía para el desarrollo vegetativo, así que para septiembre de este año cortaré casi todas las ramas que se salgan del diseño que me pide el ejemplar y que con mis modestos conocimientos sea capaz de darle.

Pero a pesar de que le había gustado esa maceta de plástico, el asunto me seguía chirriando así que hoy lo he vuelto a trasplantar procurando no tocar demasiado el cepellón, a una maceta de barro que aunque pueda parecerse a una de tokoname es mucho más barata. Durante este tiempo ha rebrotado con mucha fuerza y no quería que las raíces terminaran de adaptarse a esa maceta de la que seguro iba a ser cambiada.

Esta es la maceta de cultivo elegida, aparentemente de tamaño similar a la de plástico. Su precio es de 1,20 euros.

Y digo aparentemente porque todo este sustrato me ha sobrado, eso sí, hay que tener en cuenta que la capa drenante y un poco de relleno más, ha sido nuevo.

Y así ha quedado y si no se me vuelven a cruzar los cables, pues así estará al menos cinco o seis años, tiempo de sobra en los que espero encontrarle ya una maceta dedicada. Es curioso como un simple cambio de maceta que además es bastante similar hace que el pino parezca mucho más grande.

ALGUNOS DE MIS ACERS PALMATUMS EN VERANO

El clima de mi tierra es el que es, veranos muy calurosos y vientos secantes ideales para elaborar mojama y esto me obliga, si quiero tener unas otoñadas dignas de un palmatum a defoliar a principios del verano con lo que consigo que los dos meses de más calor la planta ande en la rebrotación y sus requerimientos de agua sean menores, al tiempo que cuando ya están nuevamente brotadas para mediados de septiembre pues las temperaturas y las horas de sol han disminuído y así consigo que lleguen en el mejor estado posible al otoño. Pero este año ha sido diferente, los que seguís el blog sabéis que estuve de obras para adecuar un rincón de mi azotea que reune unas condiciones algo menos agresivas para el cultivo de los palmatums, algo más protegido del viento del levante y con algo menos de sol, el caso es que este año no he defoliado para comprobar la resistencia en la nueva ubicación y así están algunas de mis plantas, las mejor enraizadas han aguantado adecuadamente y el estado de sus hojas es óptimo, las nuevas se han resentido un poco más, el peor parado ha sido un Shirashawanum Jordan que está medio achicharrado.

Este es un Berry Broom acodado en la primavera pasada y separado con no demasiadas raíces, se está comportando como un campeón y me da que va a tener una otoñada espectacular.

Otro que también ha aguantado el tipo es este Orange Dream, tienen fama de no gustarles demasiado el sol, y realmente es verdad, pero aún así se está portando. Es uno de los más antiguos.

Otro campeón, un Seigen con el que llevo poco tiempo y también acodado la primavera pasada.

La mayor sorpresa me la he llevado con este Disecctum Seiryu, también de reciente adquisición, sus delicadas y finas hojas me hicieron intuir que no resistirían al verano, pero ahí está el tío, verde como una lechuga.

Estos dos últimos son los que más tiempo llevan conmigo. Este primero es el padre del bosque siguiente y de algunos ejemplares más, se trata de un Yamamomiji.