El mirto es una planta llena de simbología: En la Grecia Clásica, el mirto o arrayán, estaba asociado a la diosa
Venus o Afrodita y simbolizaba tanto la fecundidad como la fidelidad. Plinio el Viejo describe, en su Historia Natura
ritos nupciales en los que los esposos iban coronados con mirto durante
el banquete. En época romana la planta no pierde su significado
erótico, pues se utilizaban ramilletes de mirto para azotar a las
mujeres durante las festividades de la Bona Dea, con el fin de aumentar su fertilidad, tal y como describe Ovidio en sus Fastos.
Otra historia del mundo clásico relaciona el mirto con significados funerarios: la de Baco o Dionisio
bajando al Hades para rescatar a su madre, muerta por los rayos de
Júpiter. La tradición cuenta que tuvo que dejar un arbusto de mirto en
el inframundo para poder sacar a su progenitora.
El cristianismo continúa utilizando el mirto, esta vez con su
sentido de pureza y fidelidad, para coronar a los nuevos cristianos en
épocas tempranas o representando a la Virgen con una rama en señal de
virginidad.
Otro de mis perejiles. Este mirto que presento fue adquirido a finales de 2008 y fue sometido a
un intenso aclarado, eliminando muchas ramas y recortándolo en altura. Para 2011 había pillado fuerza y me dió ánimos.
Ya en 2012, recibió su primera formación como
bonsai, adquiriendo la forma pretendida para su modelado y que ha mantenido hasta hoy día. Un dato
importante para esta planta es que le gusta la humedad pero necesita un
sustrato muy drenante pero a la vez con una parte importante de
orgánico, pero tanto el exceso de humedad como la falta de nutrientes lo
hace resentirse seriamente. Esto es un binomio que para mi tierra es
difícil de conseguir y no podemos perderlo de vista, pero es preferible
que pase sed a que pudra las raíces por exceso de humedad con el
consiguiente perjuicio para la planta.
Fue trasplantado cada tres años por lo que el siguiente trasplante le tocaría para finales de 2019, pero la maceta estaba muy sucia y necesitaba un limpiadito, así de paso, también efectúo un cepillado del nebari, bastante cubierto de musgo y una reposición de la capa superficial del sustrato, algo saturada de restos de abono.
La maceta es sumergida en salfumán lo que en unos minutos la deja totalmente limpia de restos salinos y otras incrustaciones.
Una vez bien enjuagada la maceta, replantamos reponiendo el sustrato eliminado.
Diez años separan ambas imágenes. Esta planta florece de brotes nuevos así que si queremos floración y posterior fructificación, no debemos
pinzar ninguna de los brotes nuevos, por lo que si queremos mantener la
forma, perderemos la floración. Este año lo dejaré sin pinzar para que
recobre vitalidad y de paso, disfrutar de la floración que en buenas
condiciones de cultivo, es espectacular.
Por motivos que desconozco, este último trasplante no le sentó nada bien y aunque floreció y fructificó en pequeña medida, la planta no presentaba buen aspecto.
Así que este año lo he puesto en una maceta algo mayor, si no recupera vigor pues pasará otra vez a maceta de cultivo. Lo extraño es que las raíces presentaban un aspecto magnífico, infinidad de raices finas y todas sanas, tal vez debería haber abonado más, la verdad es que me desconcierta un poco, precisamente este último año he sido muy generoso con el abono.
Así que este año lo he puesto en una maceta algo mayor, si no recupera vigor pues pasará otra vez a maceta de cultivo. Lo extraño es que las raíces presentaban un aspecto magnífico, infinidad de raices finas y todas sanas, tal vez debería haber abonado más, la verdad es que me desconcierta un poco, precisamente este último año he sido muy generoso con el abono.