La variedad de plantas susceptibles de trabajar como bonsái es inmensa. Pero a pesar de que la influencia oriental es decisiva en el mundo del bonsái lo que no podemos hacer es olvidarnos de nuestras especies. Entre las innumerables ventajas podemos destacar, en primer lugar, su adaptación al medio, son plantas aclimatadas o naturales de nuestra tierra por lo que su resistencia al medio será siempre muy superior al de las plantas importadas. Luego nos interesa su precio, como norma general, siempre mucho más asequibles. Más resistentes a plagas e insectos y como última característica importante, podemos hablar de la belleza de nuestras especies, que salvo la familia de los arces, no tienen nada que envidiar a las importadas. Ullastres, tejos y juníperos, se llevan la palma entre una variedad muy extensa de plantas, que sin duda harán las delicias de propios y extraños.
11 de marzo de 2008
UN PASO ADELANTE
Todos empezamos igual, compramos o nos compran una planta o supuesto “bonsái” y todo nuestro esfuerzo se reduce a mantenerlo vivo. Pasan los meses y vemos como el cuerpo nos pide algo más. Aquí es dónde empieza realmente la afición, sobre todo frecuentamos webs, vemos vídeos o incluso tenemos la suerte de acudir a una demostración y es cuándo ese ficus de gran superficie se nos queda corto, queremos algo más, nos vemos envueltos en esa parafernalia que supone una verdadera afición, compramos herramientas, sustratos y macetas adecuadas y pateamos mil y un viveros en busca de algún material que pueda servirnos, material que sin duda encontramos ya que nuestro afán no tiene límites aunque casi nunca terminarán de convencernos. Seguimos leyendo, preguntando y aprendiendo, incluso nos introducimos en algún círculo dónde compartir con otras personas de igual afición.
Queremos más, aquí nos encontramos con nuestra primera gran decisión y nuestro gran problema ¿cómo obtener más material?
Queremos más, aquí nos encontramos con nuestra primera gran decisión y nuestro gran problema ¿cómo obtener más material?
Como todo en la vida, las cosas pueden hacerse, básicamente, de dos maneras, de forma rápida y de manera lenta. Si optamos por la vía rápida, nos vemos abocados al yamadori, mundo oscuro dónde encontraremos lo mejor y lo peor de esta afición. O a la compra de ejemplares a profesionales de prestigio, el primer sistema es caro, el segundo carísimo.
En cambio, si somos de los que nos gusta disfrutar del camino, elegiremos por la vía lenta, y nuestros medios de obtención serán principalmente, el plantón de vivero, la semilla, el esqueje, la estaca y el acodo. Sólo con la salvedad, de que si nos gusta la semilla, no dedicarnos exclusivamente a ella, porque puede llegar a aburrir, mejor no desechar ningún procedimiento. Los costes son mínimos y de paso, cuándo alguna planta muera (porque hasta al mejor profesional se le muere alguna) el disgusto será menor.
10 de marzo de 2008
OBJETIVOS
Se trata de conseguir plantas que parezcan árboles de verdad pero a escala reducida. En algunos casos se tratarán de auténticos árboles con muchos años de vida, en otros casos, sólo serán una simulación de la realidad, de las habilidades y del gusto artístico del cultivador, dependerán en gran medida, la credibilidad del trabajo.
El primero objetivo a conseguir es que no se nos muera la planta. Y una planta para vivir, sólo necesita sol, agua y algo de abono. ¿Fácil, a qué sí? Solo un inciso, existe mucha más probabilidad de matar una planta por exceso de agua que por defecto. Si no regamos, la planta entra poco a poco en letargo, primero perderá hojas, luego secará las ramas más pequeñas, pero en el momento que se le suministre agua, se recuperará, según el caso, podrían pasar meses, en cambio, un exceso de agua provoca putrefacción de raíces y esto es irrecuperable.
En principio, el objetivo a conseguir parece fácil, se trata de reproducir en pequeño, la fisonomía de un ejemplar de la misma especie visto en la naturaleza. Pongo énfasis en este detalle, ejemplar de la misma especie, resultaría ya no antinatural sino incluso ridículo, querer modelar un olivo como si fuese un pino o un granado como un taxodio. Nuevamente el bonsai, se nos presenta como algo fácil, no necesitamos inventar nada, basta con buscar el modelo adecuado.
El primero objetivo a conseguir es que no se nos muera la planta. Y una planta para vivir, sólo necesita sol, agua y algo de abono. ¿Fácil, a qué sí? Solo un inciso, existe mucha más probabilidad de matar una planta por exceso de agua que por defecto. Si no regamos, la planta entra poco a poco en letargo, primero perderá hojas, luego secará las ramas más pequeñas, pero en el momento que se le suministre agua, se recuperará, según el caso, podrían pasar meses, en cambio, un exceso de agua provoca putrefacción de raíces y esto es irrecuperable.
En principio, el objetivo a conseguir parece fácil, se trata de reproducir en pequeño, la fisonomía de un ejemplar de la misma especie visto en la naturaleza. Pongo énfasis en este detalle, ejemplar de la misma especie, resultaría ya no antinatural sino incluso ridículo, querer modelar un olivo como si fuese un pino o un granado como un taxodio. Nuevamente el bonsai, se nos presenta como algo fácil, no necesitamos inventar nada, basta con buscar el modelo adecuado.
PRESENTACIÓN
Alguién me dijo una vez, que un aficionado al bonsai no podía ser "mala gente", en ese momento dicha afirmación me llenó de satisfacción, pensando que esa era la imagen generalizada del aficionado al bonsai, alguien buena persona, amante de la naturaleza, pacíficos y con un gusto, tal vez excesivo, por el aire libre.
Pasaron los años, empecé mi colección, conocí personas y personajes y navegué por mil webs, siempre en busca del conocimiento, el bonsai es conocimiento y en esa búsqueda puse mi empeño.
Hace tiempo, demasiado tal vez, comprobé que quién en un principio hizo tal aseveración no era aficionado al bonsai. Practicar bonsai no te hace mejor persona, como cualquier actividad en la que se mete por medio el dinero, se corrompe y el bonsai no ha sido ajeno a dicha máxima.
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