2 de noviembre de 2020

EVOLUCIÓN DE UN OLMO PARVIFOLIA TANUKI.

Tengo que reconocer que no me gustan los tanukis pero me gusta tocar todos los palos y esta historia comienza en un paseo por el campo donde me encontré unas porciones de madera dura que bien podrían servir para algún proyecto que por cierto, en ese momento no tenía ninguno. Esta historia comienza en la primavera de 2019.

Tras decantarme por el tronco de la derecha le adosé un esqueje de olmo que había preparado a primeros del año pasado. Para conseguir una buena aproximación entre el tronco del esqueje y la hendidura del tanuki apreté bien con rafia. Y así estuvo hasta mayo de 2020, día de la foto.

Por más intentos que hice por conseguir una rama en la parte central izquierda pues no salió ninguna así a mediados de febrero de 2020 que preparé un injerto de aproximación con el que intentar tapar ese gran espacio despoblado.
 

Tras tres escasos meses y tras una comprobación para ver el estado del mismo, veo que ha pegado aceptablemente así que tocaba separarlo.

 Aparentemente y a pesar del poco tiempo transcurrido parece que el pegado es correcto.

El quitar la rafia también me permite comprobar que el surco realizado no solo ha sido cubierto sino que el tronco sobresale notablemente de la zona de contacto.

Tras separar el injerto procedo a colocar nueva rafia procurando apretar lo máximo posible, ahora nos interesa que el tronco desborde hacia los laterales para que cubra parte de la madera seca del tanuki.

La rama injertada también ha sido defoliada dejando alguna hojita de tirasavias.

Y así queda, ahora toca dejar crecer libremente y esperar que el nuevo engrosamiento del tronco sea de forma lateral y que el injerto no se venga abajo.

Tras toda la temporada de crecimiento ahora toca prepararlo para el invierno.
 
 
Esta es la parte trasera, podemos apreciar claramente las herramientas de tortura utilizadas, rafia a mansalva y una sargenta por la parte baja, lugar donde es más difícil apretar la rafia y probablemente la zona más importante del tanuki y de la que dependerá toda la credibilidad del trabajo.
 
 
 Lo primero eliminar todas las ramillas del año que han crecido quedándonos con aquellas que nos interesa.
 
 
Voy a eliminar la rafia, en estas fechas será totalmente inútil, así daremos un descanso a la planta y permitiremos, además de la ventilación debida de todo el tronco, el poder eliminar aquellos bichitos que hayan podido ir encontrando en ella, su hogar habitual. Podemos ver en la foto como el tronco ya ha desbordado el surco creado en la madera muerta. El próximo enrafiado (que no sé si lo haré con rafia o con algún material más duro) debe comprimir la parte exterior e intentar que el nuevo crecimiento se dirija por fuera del labio de unión, vamos, que vaya comiéndose el filo de la madera muerta.
 
 
A los olmos les gusta el agua, y la humedad creada ha afeado la base de la madera, con un cepillo a bajas revoluciones hago un buen limpiado de la zona, eliminando todos los restos blandos que por allí se han acumulado.
 
 
 Una vez limpia y con la zona negra eliminada, se ve mejor.
 
 
 Por la zona trasera podemos ver mejor como va el acople del tronco.
 
 
 Continuamos aplicando una manita de líquido de jin, es aconsejable previamente, humeder toda la zona que vayamos a pintar.
 
 
Por último, eliminaremos toda la capa superficia del sustrato, el musgo crecido de forma natural mantiene excesiva humedad para el invierno e impide la correcta oxigenación, la capa eliminada no es sustituída por una nueva.
 
 
 
 Y así queda en espera de la caída de las hojas y frío invierno.
 

Este olmo tiene porte llorón, nunca vi uno modelado así pero tengo que pensar sobre el tema, me gusta el aspecto silvestre que toma la planta con esas ramas caídas y de paso taparía la rama injertada que ahora mismo parece nacer del interior de la curva, sea como sea, esa rama tengo que subirla, pero será más adelante ya que está recién injertada.
 

No hay comentarios: