2 de febrero de 2022

KINTSUGI PRÁCTICO Y FÁCIL

¿A quién no se le ha partido una maceta de bonsai en alguna ocasión? Siempre es posible pegarla con cualquier tipo de pegamento y a correr, pero si de verdad queremos hacer un trabajo más aparente y que de paso otorgue un toque especial a nuestra maceta deberemos recurrir a la milenaria técnica del Kintsugi.

Kintsugi es un arte japonés que consiste en reparar cerámica utilizando oro. La técnica original se basa en el uso de polvo de oro y una laca llamada Urushi, pero además de caro es un trabajo muy técnico y difícil de realizar, aunque sus resultados son espectaculares. 

Yo no aspiro (de momento) a tanto, ni siquiera puede que me interese el trasfondo filosófico que tiene el Kintsugi por eso os propongo un método fácil, rápido y muy aparente para reparar nuestras macetas rotas.

Esta manera de reparación tiene dos estilos básicos:
 
1.- Consiste en una reparación con oro a ras de la maceta, nuestra maceta quedará marcada con una fina línea dorada cuyo grosor dependerá del ancho de la fractura, a veces cuando son limpias será casi imperceptible. Es muy elegante.
 
2.- Es el conocido como "kintsugi con textura", que es el que os voy a mostrar hoy y personalmente más me gusta.

Materiales que necesitaremos:

1.- Un bote de polvo de oro.
2.- Pegamento bicomponente de secado rápido (5 min).
3.- Cazoletas desechables para hacer las mezclas.
4.- Palos de madera para mezclar y aplicar.
5.- Un cúter o bisturí desechable.
6.- Pincel de punta fina.
7.- Alcohol.
9.- Bastoncillos para los oídos.

Y por supuesto, el elemento fundamental: Una maceta rota.

Previamente al trabajo, la maceta deberá ser limpiada profundamente, eliminando todas aquellas incrustaciones y restos de sales que puedan tener adheridos y estar bien seca. Introducirlas durante unos minutos en salfumán es una solución rápida y fácil.

Con la maceta bien limpia y seca, procederemos a ir casando cada trozo y marcándolas con el orden en que serán pegadas, es importante seguir un orden ya que a veces, algunas piezas deben ser pegadas antes que otras y si lo alteramos podemos encontrarnos con el problema de que sea imposible colocar una de ellas.

Con un bastoncillo de oídos impregnado en alcohol repasaremos todas las zonas externas que quedarán cubiertas por el cordón dorado, cuidando de que no queden pelillos de algodón enganchados en los lugares de pegado.

Una vez tenemos claro el orden pues empezaremos a pegar, preparamos un poco de pegamento bicomponente en el cacito y mezclamos hasta obtener una pasta de color uniforme, entonces añadimos un poco de polvo dorado.
 
Y volvemos a mezclar hasta conseguir nuevamente, una mezcla homogénea.
 
Iremos aplicando en una de las zonas a pegar procurando no manchar demasiado la cerámica. Se trata de poner un cordón a toda la zona del primer trozo que vamos a pegar, si el cordón es demasiado grueso el epoxy dorado que rebosará será demasiado grande y parecerá un poco basto, si por contra es demasiado fino pues puede que no cubra suficientemente y la textura formada sea demasiado fina incluso inexistente.
 
Desde ya y también muy importante, es tener en cuenta no tocar con los dedos la zona de pegamento fresco, ya que además de manchar todo lo que toquemos, se perderá la fineza de la textura exterior.

Ahora nos tocará unir ambas partes intentando que casen perfectamente sin darles mucho movimiento y mantendremos la presión durante al menos cinco minutos, tiempo que según el fabricante es lo que tarda el bicomponente en pegar. Insisto, hay que evitar tocar con los dedos las zonas con pegamento.

Si queremos que las zonas de unión queden más brillantes, y tras dejar secar esos cinco minutos, impregnaremos la brocha seca en el polvo de oro, aplicando con cuidado sobre el cordón exterior que aunque bastante seco, aún estará pegajoso.


Es conveniente dejar un tiempo prudencial entre cada pegado de forma que una vez aplicado el oro con la brocha, dé tiempo a su perfecta adhesión, con unos 15 minutos llega. Pasado este tiempo ya podremos hacer una limpieza en bruto del polvo de oro excedente que ha manchado la zona.

 
Tras un generoso descanso, limpié "en bruto" las zonas en las que apliqué el polvo dorado en seco, eliminando los restos excedentes. Utilicé una servilleta de papel aunque lo más correcto hubiese sido hacerlo con un trapito que no desprenda partículas.

Este procedimiento debemos repetirlo con todas las partes rotas de la maceta creando trozos más grandes, de esta forma podremos seguir pegando zonas nuevas mientras que las ya pegadas terminan de secar. En mi caso, conseguí crear tres fragmentos diferentes que quedaron en reposo para un perfecto pegado. Aprovechando una vez secos, para dar una limpieza previa eliminando con el cúter aquellas hebras de pegamento que quedaron pegadas involuntariamente.

Para el ensamble final repetí los pasos, pegado entre sí de los fragmentos, aplicación de polvo de oro con la brocha, eliminación del polvo excedente con la servilleta y últimos retoques con el cúter y limpiado final con alcohol.
 
Si os habéis fijado, habréis visto que en una de las esquinas le falta el labio superior, en un próximo trabajo intentaremos rellenar esa zona con un yeso especial y será pintada con oro, dando por finalizado el arreglo de esta maceta, por supuesto, será motivo de un nuevo video y entrada al blog.

Y este fue el resultado final.




En mi canal de Youtube tenéis un video de todo el proceso.

2 comentarios:

Arnold dijo...

Oye pues quedó genial muy buen trabajo!!

Kai dijo...

Gracias Arnold.