20 de agosto de 2017

ROSMARINUS OFFICINALIS

Este romero lleva bastantes años conmigo y siempre rodando de aquí para allá y en maceta de entrenamiento. Es de esos ejemplares que mantengo por el mero hecho de no tener problemas de espacio. Nunca he tenido claro que hacer con él y por eso siempre fue uno de esos olvidados, el caso es que remodelando unas estanterías se quedó colgado sin lugar dónde ponerlo, y la única ubicación disponible era otra estantería dónde todas las plantas están en maceta de bonsai y desentonaba, así que aprovechando una macetilla libre procedí a su transplante. Como sabéis, los romeros emiten muchísimas raíces por lo que tuve cortar casi el 60% de ellas para poderla meter en su nueva maceta. Estamos a mediados de agosto y con un calor sofocante, si tenéis un romero en parecidas circunstancias NO lo trasplantéis, es la peor época del año para hacerlo, estoy seguro que no le pasará nada, pero insisto, esto no se debe hacer, yo los transplantes siempre los tengo programados y los realizo en las fechas adecuadas, esto ha sido una excepción, un trabajo improvisado en un rato de aburrimiento.

Aquí la evolución en el tiempo de este postergado.

2003.- Fecha de compra en un vivero.

2007.- Fecha de su segundo transplante.

 2010.

 2011.

 2013.

Hoy 19 de agosto de 2017. Este ejemplar es un superviviente nato ha estado diez años sin transplantar y el único trabajo que ha recibido han sido los pinzados o podados para mantener esa forma redondita, tendré que prestarle más atención.

2 comentarios:

Ishi Kasai dijo...

Has conseguido darle madurez, ha evolucionado muy bien, Kai. Yo tengo uno desde hace unos años, pero no consigo que tire de ninguna manera, es muy lento.
Un abrazo

Kai dijo...

Empezar de cero con un romero es una tarea árdua. Sin dudas, es una de las especies que hay que recolectar por ahí con algunos añitos encima.
Saludos.