Como he dicho en bastantes ocasiones por mi azotea tengo infinidad de plantas con algunos años a las que nunca les dediqué una entrada del blog, recolectadas en una época febril en la que me valía todo y este acebuche es una de ellas.
Aunque no le hice ninguna más hata 2007. El tachigiari era interesante aunque el resto del tronco aún con relativa conocidad, era totalmente rectilíneo y muy largo.
Por otra parte, ramificaba muy bien. Para 2008 ya parecía un abeto de Navidad.
Este ejemplar destacaba también por su facilidad para emitir raíces, tengo bastantes acebuches y no puedo decir que sean plantas que las desarrollen excesivamente, viven muy bien con relativas pocas raíces, en cambio éste, tenía que recortarlas en cada trasplante.
Y así fueron pasando los años, este acebuche no daba más de sí y estaba cansado de verlo igual, así que tras bastante tiempo, decidí convertirlo en un pequeño Shohin.
No me gustan los shohin, lo reconozco, pero hay que tener un poquito de todo, así que con serrucho en mano, en un minuto el ejemplar se queda a un tercio de su altura original y reconozco que ha mejorado mucho, me encanta como quedó a pesar de que tengo que reestructurar todas las ramas y refinar el ápice.
Llegado finales del invierno le ha tocado trasplante utilizando una macetita roja atrevida que tenía sin usar. Creo que el color azul le sienta mejor así que probablemente le busque una en dicho color. Conforme tenga ganas le tengo que poner alambre en el desordenado ápice y cortarle alguna ramita sobrante y más adelante, defoliación en busca de ramificación secundaria. No estaba convencido del resultado pero nuevamente se demuestra que en bonsai "Menos es más".