A veces nos obsesionamos por los ejemplares añosos, con troncos grandes y nos olvidamos, de que el bonsai entre otras cosas, es humildad. Este bosquecillo está formado por varios esquejes de chaenomeles, que no llegan a dos años de vida. En 2008 compré una macetilla de la especie en cuestión, curiosamente dentro de la misma maceta venían dos variedades, una de hoja blanca y otra de rojas, era un mazacote de raíces enrolladas sin ninguna utilidad, visto el éxito troceé el cepellón y los planté individualmente. Como son más bien lentillos y necesitaba espacio estuve a punto de darles salida, pero afortunadamente tenía una lajilla disponible y ¿por qué no? Entretenimiento para una tarde. Es un material y un resultado totalmente humilde y barato, pero sólo por hecho de ver la floración ya merece la pena. Estoy seguro que en algunos añitos cuándo ramifiquen un poco, incluso dará el pego.
SEPTIEMBRE DE 2010