Este es la historia de uno de mis acebuches shohin al que nunca le dediqué una entrada. Como algunos sabéis, el tamaño pequeño es algo que nunca me ha gustado pero al final empiezo a mirarlos de otra manera. En mi tierra hace demasiado calor y fuertes vientos por lo que los tamaños pequeños me darían más trabajo y sufrirían más.
Corría el año 2010 cuando un amigo que avisó de que en Chniclana estaban arrancando un montón de acebuches en una finca que iba a ser urbanizada, así que ni corto ni perezoso me desplacé al lugar y tras hablar con el personal que allí trabajaba no tuvieron inconveniente en que rebuscara un poco entre el montón de desechos y me llevara lo que quisiera, el caso es que además de llenar el maletero del coche, los asientos traseros también iban llenos, si me hubiese esperado lo que tenían allí pues habría llevado la motosierra y me hubiese librado de cargar con un montón de kilos que a ciencia cierta, irían a la basura pero estas cosas hay que arreglarlas en el momento, así que todo lo que pude vino para casa.
Así quedó uno de esos ejemplares el día de su recolección allá por febrero de 2010. El tronco era una pata de elefante de casi dos metros de altura aunque la mayor parte fue eliminada sobre el terreno con la única herramienta que llevé, una podadora grande, ya en casa pude ajustar el corte.
Tras varios años sin ser tocado, en 2018 ya tenía algunas ramas principales en sus lugares correspondientes aunque no sacaba la que necesitaba de contrapeso, aún tenía en la cabeza hacer un tamaño medio, siendo el tronco original el que correspondiese con el primer tercio de la longitud total del ejemplar.
Ya en 2020 y tras un cortado de ramas largas y un defoliado, llegó el momento del cambio y sin mucho convencimiento, adiós tamaño medio y bienvenido tamaño pequeño. Aunque utilicé unas ramillas existentes para formar el improvisado ápice, eran demasiado bastas, pero ahora mismo no tenía otra cosa.
Con el nuevo recorte de 2021, aquello empezaba a tener forma, algo que me animó bastante. Seguía esperando una rama de contrapeso que naciera en el lugar adecuado, así que me tuve que conformar que tirar de recurso.
En 2023 ya tengo al estructura básica completa, las ramas principales en su sitio y a buscar ramificación secundaria o terciaria dónde corresponda a base de podas. Ahora que lo veo me pregunto que por qué tardé tanto tiempo en decidirme hacia el shohin.
Sigo teniendo el hándicap de la falta de una rama de contrapeso bien situada, así que ahora que estoy algo más ducho en los injertos puede que lo intente. Necesito una rama en el lugar que indico. Si la consigo pues incluso podré reducir la altura del ejemplar.
Un arreglo virtual me permite ver la mejora de la estructura y sólo me faltaría algo mucho más fácil de conseguir, una rama lateral trasera para cubrir ese hueco que quedaría y por supuesto, refinar el ápice. Empiezo a ver el final de un proyecto que se inició con la recogida de un montón de acebuches que estaban arrancando en el desbroce de una finca y que en su momento desbordó mis posibilidades de espacio y tiempo.
Un arreglo virtual me permite ver la mejora de la estructura y sólo me faltaría algo mucho más fácil de conseguir, una rama lateral trasera para cubrir ese hueco que quedaría y por supuesto, refinar el ápice. Empiezo a ver el final de un proyecto que se inició con la recogida de un montón de acebuches que estaban arrancando en el desbroce de una finca y que en su momento desbordó mis posibilidades de espacio y tiempo.
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