9 de enero de 2023

EVOLUCIÓN DE UN PINO HALEPENSIS

Este es un pino halepensis que en 2003 presentaba este aspecto. Esta foto es del día en que me lo regalaron. No me resisto a contar su historia, son de esas cosas curiosas que tiene la vida.

Todo comienza cuándo en el año 2001 hice un pedido de semillas entre las que iban un lote de semillas de pinos que tras sembrarlas conforme recomendaban pues no brotó ninguna. Como es habitual en mí pues reciclo y reutilizo todo lo que puedo, el caso es que pasado el tiempo, volví a regalar algunas macetas con otras cosas plantadas y al parecer alguna de estas semillas seguían en el sustrato. Pasó el tiempo y este pino, al igual que varios más que yo tengo, brotaron tras un par de años mezclados con los sustratos reciclados. Por cosas de la vida, a quién le brotó una de las semillas y no queriéndolo, pues me lo regaló, sería cosas de Murphy o el karma pero el pino volvió a casa. 
 
Lo curioso del tema es que de las variedades compradas, ninguna era halepensis, por lo que existen dos probabilidades: 1.- Me dieron gato por liebre o 2.- Las semillas de halepensis vinieron contaminando algún paquete de sustrato nuevo, sea como fuere, con el tiempo me aseguraron que era halepensis y en ese convencimiento estoy.

Así era en 2003 cuando regresó a mis manos.

En 2004 había crecido como un loco pero el diseño no tenía ni pies ni cabeza. Debí cambiarlo de maceta pero eso suponía romper esta tan bonita que tenía, al menos a mi me gustaba, no como maceta de bonsai pero sí como simple maceta.

En 2006 fue sacado de esa maceta, le corté casi todas las ramas dejando sólamente las de la punta con la intención de rehacer desde ahí todo el verde. Ya por entonces tenía en mente un modelado que se saliese del tradicional moyogi, que para eso ya tengo varios ejemplares procedentes del mismo plantado de semillas.

El primer año fue de adaptación a la akadama y no creció mucho, pero el buen color indicaba que se había establecido perfectamente.

 Para 2008 se había fortalecido, muchos brotes nuevos y el tronco había engordado sensiblemente.

Desde entonces sólo fue transplantado en una ocasión y aprovechando unos días de descanso laboral pues quise darle el aclarado correspondiente que ya iba necesitando y que por falta de tiempo no tuve oportunidad de hacerlo cuándo correspondía. Así estaba en 2016, justo antes del primer modelado serio y que debería indicar el camino a tomar.

Así quedó unos días después, dándole el ángulo de plantado que mejor me parecía.

Unos meses después había vuelto a tirar como loco.

Y fue transplantado a una maceta de tambor, cuatro veces menos profunda que su maceta de cultivo.

En 2019 es nuevamente trasplantado con la intención de hacer un primer ordenado de brotes e ir cambiando el ángulo de plantado hacia uno más tumbado, pero por motivos desconocidos me despisté y terminé plantando con el mismo ángulo. ¡Qué rabia! 

Pasadas unas semanas, meto el jack para compactar por la zona indicada que aunque no está mal, mejor quedará más agrupada.


Y así se quedó, dándome collejas por el despiste en el ángulo de plantado, ahora estaré acordándome de la metedura de pata durante un par de años o más. Cagonlá!!!!

Al poco tiempo desde el último transplante, no resisto más verlo con el ángulo inadecuado, así que nuevamente trasplanto, pero esta vez y para evitar que la mitad de las raíces queden fuera o excesvamente cercanas a la superficie, pues utilizo un tiesto hondo de plástico, que es lo único que tengo a mano. No me molesto demasiado en ordenar y seleccionar ramas, ya llegará el verano. En mi tierra, los pinos "hibernan" en verano que es cuando la sequía para el desarrollo vegetativo, así que para septiembre de este año cortaré casi todas las ramas que se salgan del diseño que me pide el ejemplar y que con mis modestos conocimientos sea capaz de darle.

Durante este tiempo rebrotó con mucha fuerza y no quería que las raíces terminaran de adaptarse a esa maceta de la que seguro iba a ser cambiada.

Llegó el verano de 2022 y lo planté en una maceta de Yixing que tenía libre, no soportaba verlo en esa maceta de plástico recortada. Para el invierno y ya asentado en su nuevo tiesto le daría un arreglo importante, tengo que quitar muchas ramas.

Y llegó finales de diciembre de 2022 aunque sin frío, aún así toca recorte de ramas y un alambrado tentativo. Así estaba antes del trabajo. Es la primera vez que hago este tipo de trabajos en invierno, espero que los resista bien.
 
Nuevamente con el jack vuelvo a darle un apretón a la zona de la curva. Esta torsión ya está al límite de sus posibilidades.
 
Tras el aligerado y alambrado de algunas ramas, así queda. Con el cambio en el ángulo de plantado la zona izquierda del nebari ha quedado muy fea, espero que con el tiempo pueda ir arreglándola, si no me tendré que plantear un plantado más profundo en otro tipo de maceta. Aún le veo demasiadas ramas pero ha tenido unos últimos años muy toqueteado así que intentaré dejarlo tranquilo durante al menos un par de años. ¿Resistiré?

27 de diciembre de 2022

HISTORIA DE MI PRIMER FICUS RETUSA.- LA BESTIA.

Este es un ficus retusa que lleva bastante tiempo conmigo, lo compré en 2004 y esta foto corresponde a dicho año tras ser trasplantado para eliminar el sustrato orgánico en el que venía plantado. Era mi primer ficus y una de las pocas plantas que he comprado comercializada como "bonsai", lo que hizo que entre la falta de tiempo y mi desconocimiento pues me limitara a conservarlo vivo.

Tras tres años sin tocarlo pude comprobar que la maceta de micapot en la que fue plantado no resultó demasiado buena para el ejemplar así que ese mismo año fue trasplantado a otra maceta, que tampoco era demasiado bonita pero era la única que tenía disponible y era más grande.

Lo único que le hacía era mantener la forma redondeada por lo que cada vez estaba más desordenado. Para 2008 y aunque había recuperado algo de vigor seguía viéndolo falto de verde.

En 2010 y ya no tan inexperto, tuvo algo más de suerte, y fue defoliado. Seguía en la misma maceta y ya pedía a gritos el trasplante. la aparición de musgo de forma espontánea era un síntoma inequívoco del mal drenaje. Por otra parte, seguía negándose a emitir subramificación fina.

Aquí ya en 2011, parecía que se había recuperado un poco del abandono, brotó bastante bien y sacó nuevas ramas, pero duraría poco, a partir del verano se empezaron a secar muchas de ellas, estaba claro que, o hacía algo o horror: ¡Mataría un ficus!

Con demasiados remordimientos de conciencia hice acto de fe, de este año no pasaba. Después de una defoliación completa y eliminación de todas las ramas muy mal colocadas (algunas tenía que dejar) y las que se habían secado, quedó así, también trasplanto a una maceta grande, dónde pueda recuperarse totalmente. El año que viene tal vez cambie el ángulo de plantado. Buscaba un diseño diferente al típico de esta especie y aunque en ese momento no me desagradó lo que hice, hoy lo miro y me parece más feo que pegar a un padre con un calcetín sudado.

Vista cenital. Las ramas son excesivamente gruesas, pero de momento es lo que había.

Así estuvo hasta 2015 que dando un paseo por un vivero "sin pedigrí" encontré un tiesto barato y enseguida supe que le iría casi perfecto y por nueve euros quién se resistía a probar. Era increible el juego que hacía el tronco húmedo con el tono púrpura de la maceta, fue un flechazo a primera vista y aquí está el resultado. Estaba perfecto, hechos el uno para el otro.

Para 2017 nuevamente fue trasplantado, esta vez a una maceta ovalada esmaltada en azul que le venía perfecta.

Tras algunos algunos meses de reposo fue defoliado y de paso, un ligero recorte de alguna ramilla intentando buscale un ápice y bajar de paso la altura del ejemplar. Al fín disponía de pequeñas ramitas con las que darle forma a las ramas principales.

De la poda anterior había quedado el tocón del antiguo ápice, así que serrucho al canto.

Esa reducción, importante en altura, dejó una gran cicatriz que poco a poco iba cerrando.

Me encanta el uso de tensores, son mucho menos agresivos con las ramas, son más fáciles de eliminar y no dejan marcas pero sólo lo recomiendo, como en este caso, cuándo las ramas a doblar son gruesas y cortas, con un alambrado tradicional habría que usar un calibre muy grueso y sería trabajoso conseguir los cambios de dirección deseados, en cambio con el tensor es más fácil y seguro.
Caso de ramas largas, el tensor no es recomendable ya que producen "efecto arco" y nuestras ramas terminarían pareciendo las varillas de un paraguas, salvo que previamente al tensor, se alambre y se le dote de la forma deseada, pero entonces el tensor sería casi innecesario.

CONSEJO: Cuándo tenemos ejemplares avanzados siempre es conveniente tener recursos que hagan frente a posibles problemas que puedan surgir, así que usaremos las ramillas recién podadas para esquejes, esto nos permitirá tener algunos ejemplares procedente de la planta original para hacer frente a posibles injertos o sustituciones de ramas o ápice, caso necesario.

Si comparamos la imagen de 2004 y la de 2017, podemos observar (a pesar de las diferentes escalas), que en sólo trece años y a pesar del notable engrose del tronco, la altura del ejemplar es prácticamente la mitad. A partir de ahora lo más importante será la fijación de las ramas principales, eliminación de las que vayan sobrando y trabajar "a lo ancho" con la subramificación.
 
A todos nos gusta ver el resultado de nuestro trabajo plantado en la maceta más adecuada que podemos ofrecerle, pero esto suele provocar cierto stress a la planta al estar en una maceta que siempre será algo más pequeña a la ideal para un desarrollo idóneo de las raíces, así que no nos queda más remedio que de forma cíclica, plantar en macetas de cultivo, más grandes y que permitan un desarrollo lo más óptimo posible sin exponerla a grandes esfuerzos.

Así que en 2019 y aprovechando que me había quedado una maceta libre, bastante más grande y que no le iba a desentornar demasiado, me puse manos a la obra. Tenemos de darle un buen limpiado a las raíces y eliminar los restos de musgo que permanecían por todos los rincones. A pesar de la maceta en la que se comprimían, las raíces estaban perfectas.

No debemos olvidar que cuando fijamos el tronco a la maceta debemos protegerlo, por flojera no quise buscar alguna goma que protegiera la zona de contacto, el resultado fue que dañé superficialmente la corteza.

Una vez efectuado el trasplante podemos observar un síntoma motivado por el poco espacio de que disponían las raíces, el lado derecho ha sido bien alimentado, lo que se traduce en mayor número de hojas, con mejor color pero más grandes. En cambio el lado izquierdo tiene menos cantidad de hojas, más amarillentas pero mucho más pequeñas.  No nos queda otra que compensar la fuerza y recortar la zona más frondosa con la intención de que la parte izquierda recupere el vigor.

Lo sabemos todos, pero recuerdo que cuándo se cortan las ramas o se defolia un ficus, por las heridas emite un látex que además de tóxico, provoca un "desangrado" relativo de la rama cortada. Para frenar la emisión de látex basta con pulverizar agua sobre las heridas.

Una vez plantado y equilibrado el conjunto, ya está preparado para unos años de paz en los que recuperará el vigor y armonía.

Y como tengo por costumbre, al año siguiente ya 2020, defoliación completa.
 
 A finales de 2022 el ejemplar ha recuperado vigor y se ha igualado el lado izquierdo descompensado.
 
 Y está emitiendo raíces aéreas.
 
Estas son las medidas de La Bestia. Altura 30 cms, ancho 43 cms, perímetro de la copa 140 cms, perímetro del tronco 45 cms y perímetro del nebari 83 cms.
 
Tras un año de crecimiento libre el ficus se había desmadrado, así que a finales de junio de 2023 le toca un aligerado de ramas y defoliado parcial. El boletus vuelve a ser él mismo.

Termino con la evolución gráfica desde el año de su compra.
 

 

22 de diciembre de 2022

MI PRIMERA MACETA DE FABRICACIÓN ARTESANAL

Este es el resultado de un regalo de mi hija y sus siempre sorprendentes ideas. La cerámica es algo que nunca me llamó la atención, soy o más bien era, de los que prefieren comprar macetas ya elaboradas, sus terminaciones y variedad de modelos son insuperables, el caso es que me obsequió con un taller de cerámica donde podría aprender y hacer mi propia maceta de bonsai en el estudio de la prestigiosa ceramista Inés Casas, Así que con bastantes dudas sobre mi capacidad artística con el gres, me dirigí hacia el Pago del Humo en Chiclana de la Frontera, lugar donde mi profesora se enfrentaría a un gran reto: debía obrar el milagro de que yo fabricase una maceta de la que no quisiera escapar la infortunada planta que allí pudiese caer.
 
El objetivo lo tenía claro, quería una maceta para un multitronco de Acer palmatum Yamamomiji, por eso debía ser de perfil bajo y esmaltada en tonos claros. Las que existen en el mercado de fabricación comercial son todas iguales, tienen un color crudo con una leve tonalidad verdosa grisácea y yo quería una diferente, una de color crudo con leve tonalidad amarillenta y además con un sútil moteado oscuro que se complementara con el tronco del árbol que alojaría, un ejemplar de acer palmatum con un ligero moteado que daba personalidad al tronco, por eso necesitaba un esmalte que dentro de la gama cromática del tronco no compitiera con él, ni se mataran, ni contrastaran.
 
Al mismo tiempo pensaba que una cosa es tener una imagen en la cabeza de lo que queremos y otra diferente conseguir que otra persona se imagine lo mismo y lo más difícil aún, que fuese técnicamente realizable. Era todo un reto conseguir que el trabajo final se pareciera a la idea original y también me imaginaba la cara de Inés cuando le contase que era lo que quería: "una maceta ovalada de líneas sencillas pero elegante, aunque no tan elegante como para quitarle protagonismo al verdadero protagonista que sería el palmatum que plantaría, de tonos crudos amarillento/verdoso pero poco amarillento y algunas sútiles degradaciones al blanco y con un salpicado oscuro más discreto aún", me imaginaba su cara y me daba la risa, pero en contra de mis previsiones, ni se inmutó, lo vió todo claro, algo que me dejó más desconcertado aún y pusimos manos al barro inmediatamente.
 
Aunque podríamos estar dentro del taller, bajo un gran algarrobo se trabaja más fresquito y crea un ambiente de paz infinita, algo que estimula la sed creativa. Tras planchar el gres y recortarlo, hay que rallarlo para que pegue bien la chamota, material que ayuda al pegado de las piezas y que además de resistencia, ayuda a evitar grietas y laminados.
Rayado de las zonas donde se unirán las diferentes partes de la maceta

Para hacer los agujeros de drenaje tomé medidas y tracé líneas mentales, visto el resultado, si lo hubiese hecho a ojo estoy seguro me hubiesen salido más centrados. Jajajajaja. Afortunadamente es un detalle estético imperceptible una vez la maceta esté en uso y que no afecta a la funcionalidad de los mismos, pero ya lo sé para la próxima vez, me dejaré de escuadras y cartabones mentales y lo haré a ojo.
En directo no me percaté pero ¡me lucí con el centrado de los agujeros de drenaje!

No doy crédito a lo que veo, ¡pero si al final sí que parecerá una maceta de bonsai!. Poco a poco hemos ido acoplando las diferentes piezas que formarán la maceta, con la adecuada guía hasta parece fácil.
 Rematando las uniones de las piezas
 
Unos últimos retoques para alisar las uniones y nos hemos ganado un descanso y el gato, que se ha portado bien, también recibe su premio.
 
El atribulado ceramista en ciernes satisfecho de su trabajo. Me manché los dedos de barro y sobreviví al envite, ni siquiera se me despellejaron. Una sonrisa de satisfacción ante un trabajo que hace algunas horas creía imposible ¡soy un máquina!.

Como no podía ser menos, la manufactura es firmada adecuadamente con un sello que representa el logo de mi blog de bonsais.

Y así quedó la maceta, ahora tenía que secar. Volvería para dentro de un par de semanas, para la segunda parte del trabajo: el esmaltado, el proceso donde el trabajo mundano se transforma en magia. Una báscula de precisión, decenas de botes con polvillos diferentes que a mi me parecen iguales, tantos gramos de esto, tantos gramos de lo otro, etc... y quedó elaborada la pócima mágica bajo la sabia dirección de Inés, añadimos un poco de agua y conseguimos un líquido lechoso que supuestamente se transformará en una superficie cristalizada con la textura y color que quiero para mi maceta.
 
Hacer un esmalte es algo bastante fácil, hacer un esmalte consiguiendo el color final que tu quieres, solo está en manos de alquimistas expertos, aunque el resultado final en palabras de Inés, nunca está garantizado, magia y alquimia, tierra, fuego y agua, tendrán la última palabra.
 
Pero para que se obre la magia, es necesario la ayuda del calor, algunas horas de mucho mucho calor en un horno de alta temperatura, aunque previamente hay que realizar un primer cocido a baja temperatura al que popularmente se conoce como "bizcochado". Si importante es llegar a la temperatura necesaria de manera pausada, igual de importante es un enfriamiento lento, serán casi dos días lo que tarde el horno en bajar lentamente a temperatura ambiente. Un enfriamiento demasiado rápido y lo más probable es que la pieza se parta. 

Y así apareció mi maceta, horno abierto y entera, como un hijo recién nacido. Ya solo faltaba lo más importante, y era darle sentido a la obra, para que se complete el arcano de la conjunción de tierra, agua y fuego, es necesario que la use para los fines a los que estaba predestinada, pero para la época de trasplantes aún quedaban algunos meses, así que tendría que esperar.
 
Jamás pensé que iba a conseguir un resultado tan exacto a lo que llevaba en mente, esto se llama la suerte del principiante (y la sabia dirección de unas manos expertas, conste en acta).

Llegó el momento y aquí tenemos lo que será un matrimonio para toda la vida. Están hechos el uno para el otro. Ya sólo espero impaciente la primavera que es cuando esta magnífica especie vegetal se mostrará en todo su esplendor.

Termino dando las gracias a Inés al permitirme disfrutar de sus enseñanzas y demostrarme que con un gran maestro, todos los alumnos son buenos. Y sobre todo gracias a mi hija Xú, artista innata que toca casi todos los palos y por tanto, culo inquieto donde los haya, por haber sido la idealizadora y promotora  de una actividad que me ha dejado tan grato recuerdo y una satisfacción difícil de explicar con palabras.