Este es un tocón de manzano que estuvo a punto de ir a la basura como
sobrante de un acodo. Afortunadamente para mí y al no tener problemas de
espacio, fue plantado en una maceta y casi olvidado en mucho tiempo.
Así era en mayo de 2011.
Y por aquí estuvo sin que le prestase mucha atención, hasta que en este año me obsequió con una magnífica floración.
Y fue entonces cuándo me planteé como podría mejorarlo y como no hay por dónde cogerlo, pues eché mano de la regla y el lápiz y me puse analizar sus posibilidades en una tarde de relax, así que esto que pongo, es sólo un entretenimiento.
El principal defecto es la falta de equilibrio, aunque no podemos olvidar que es un ejemplar joven. Esa copita tan mona llena de flores, está descolgada, lo que unido a que está plantado en el centro de la maceta, pues da una sensación de inestabilidad y desasosiego.
La Escuela Clásica de Línea del bonsai nos enseña que una de las formas de conseguir que un árbol esté
equilibrado, es hacer que el ápice
quede alineado con el centro del tachiagari, por lo que la plantación
correcta, sin ser excesivamente estrictos, pasaría en primer lugar por cambiar el ángulo y la zona de plantado, así que de forma virtual hago el arreglo.
Ahora ya tenemos el ápice alineado con el tachiagari, pero se ve más soso aún, ¿Como podríamos mejorarlo?
La falta de ramas es evidente, sobre todo una primera rama potente que le de movimiento y consiga integrar el tronco en el diseño, ya que ahora mismo, cada uno va por su lado. Así que añadimos algunos centímetros a una rama secundaria y que a partir de ahora, será la rama principal y parece que mejora algo.
¿Qué hemos conseguido?
1.- Por un lado, rompemos la monotonía, ya que conseguimos que la
zona de contrapeso salga un poco del borde de la maceta, algo
imprescindible si no queremos que parezca encajonado y soso, formando un
ángulo de 45º con la nueva rama de caída. Y además, se alinea con el
borde derecho de la maceta.
2.- Y el ángulo de caída de la rama principal también se alinea con el
movimiento del tronco, quedando ambos, perfectamente paralelos. Como
vemos, A y B discurren paralelas, detalle que influye de forma
subconsciente en nuestra mente, percibiéndolo de forma más armónica.
3.- Pero además, si trazamos una línea C que discurra desde el ápice
hasta la parte baja del tronco y que es la que define el eje de
simetría, vemos algo muy curioso, y es que la distancia entre A y B, es
exactamente la misma que entre C y D.
4.- Como vemos, hemos definido un nuevo punto de simetría y equilibrio
al conseguir igualar ambas proporciones. Distancias marcadas en celeste
(e).
Llegados a este punto es cuándo me hago la pregunta del millón ¿Dónde está el dragón de este ejemplar? Sí sí, ese concepto tan místico conocido como Sección Dorada.
Para contestarla, y teniendo en cuenta que este ejemplar es atípico, aplicaré la Regla de los Tercios. OJO, que lo que voy a reseñar se intenta ceñir a una de las escuelas clásicas del bonsai, exactamente a la Escuela Clásica de Línea, cualquier árbol podríamos analizarlo desde otras tendencias o escuelas, y no son ni tres ni cuatro.
El
bonsai ante todo es equilibrio, equilibrio en su conjunto, equilibrio
entre sus ramas, equilibrio con la maceta. Para intentar conseguir este
ansiado equilibrio existen unas normas generales que podemos aplicar sin
ningún tipo de miedo, si no nos decidimos, pues lo mejor es aplicar las
reglas básicas de modelado.
Todo es
cuestión de proporciones, pero a veces (la mayoría de veces, más bien) el árbol no
reúne las condiciones para ello y nos vemos obligados a saltarnos alguna
condición, pero sin que ello signifique que nos las saltemos todas.
Aquí os pongo una imagen con una cuadrícula aplicando la regla de los
tercios. Las posibles secciones doradas, en argot bonsaístico se conoce
como "dragón" es la marcada con los círculos. Los cruces de las líneas
que marcan los tercios del bonsai son los lugares donde, al menos en
principio, deberían estar los lugares de máximo interés, y donde si el
diseño sigue los patrones estipulados, a uno de ellos debería dirigirse nuestra mirada
en un primer momento.
En este caso particular, la Sección Dorada recae en la rama de prolongación, lugar marcado con el círculo naranja.
La prolongación de la rama "virtual", se sitúa exáctamente en el
lugar donde debería estar, según la Clásica de Linea en bonsai, o el
"tercio" de forma general. El círculo naranja marca exactamente el lugar
dónde se prolonga la rama.
Pero hay más, otro lugar de interés, y dónde podría situarse la Sección Dorada,
es la marcada con el círculo rosa, en este caso, la sección áurea se
sitúa en un espacio vacío, pasa que este ejemplar debería tener algún
centímetro más de tronco para que este detalle fuese más evidente. Pero
ahí está. El vacío, ese concepto tan importante en bonsai.
Pero seguimos, aún hay más. En esta foto que vemos a continuación, he
trazado unas líneas que cruzan los puntos de mayor interés, las
intersecciones de los tercios ¿y que vemos?
1.- Que el círculo verde, situado en uno de los tercios, coincide con la
curva del tronco que se dobla hacia dentro, esta curva evita una línea
de fuga y se prolonga hacia el tercio inferior coincidiendo con la línea
dónde el tronco se une al sustrato, marcado con A.
2.- El tercio marcado con el círculo rosa y que es un punto de vacío,
coincide con el otro tercio, también vacío, y a su vez, esa línea
imaginaria coincide con el filo derecho de la maceta, marcado con B.
3.- Para rematar, el círculo naranja, situado en un "dragón", se alinea
perfectamente con el movimiento de la rama principal y de la copa, cuya prolongación
imaginaria, acabaría en otro tercio.
Este manzano me molaba, pero gracias al trazado de las rayitas, ahora ya no me gusta, simplemente me parece increíble. El mero hecho
de "cuadricularlo", me ha dejado perfectamente claro cual debe ser su
desarrollo en los próximos años.