25 de marzo de 2018

CUESTIÓN DE PROPORCIONES III.- DE DIVINA PROPORTIONE.

Y cuándo daba por finiquitado el tema, alguien preguntó  ¿Y porqué la primera rama debe ir situada a un tercio de la altura del árbol?

La explicación es muy fácil, aunque nos tendríamos que remontar a la antigüedad para encontrar los orígenes del concepto de sección dorada, sección áurea o como la llamaba Leonardo da Vinci: regla de los tercios.

En lenguaje matemático, la belleza se representa mediante una ecuación:

(1 + (Raiz cuadrada de 5) dividido entre 2
Esta simple operación nos lleva a un número fabuloso 1,618. Este número fue llamado PHI (fi) en honor al escultor Fidias, aunque esta denominación es relativamente reciente (Mark Barr 1900).

La utilización de Phi en un gráfico señala el lugar donde se encuentran los segmentos proporcionados de cualquier área, volumen o plano sin tener que señalarlo numéricamente.

Utilizando la relación 1:1,618 obtendremos unas proporciones armónicas en relación a dos segmentos desiguales en base a la longitud total.
(Los más avispados y viendo la imagen anterior, se habrán dado cuenta de que esos números nos resultan muy conocidos, se trata de la Secuencia de Fibonacci. Os libráis, pero ya hablaremos otro día de Leonardo de Pisa, conocido popularmente como Fibonacci).
Este concepto ya conocido y utilizado por los sumerios en el 3.200 a.c. ha sido un referente en todas las culturas avanzadas y ha formado parte de todas las expresiones tanto artísticas como arquitectónicas desde esa época, la usaron los egipcios, los griegos, incluso en las construcciones mayas podemos encontrar ejemplos del uso de la sección dorada.
Si hacemos la división 1 entre 1,618 obtenemos una cifra, que es 0,681.

Si tenemos un árbol de altura X y lo multiplicamos por 0,681, nos dará la altura a la que debe ir la primera rama. Esta altura corresponde aproximadamente con el primer tercio de la altura total.
Nuestro árbol tenía una altura de 45 lo que multiplicado por 0,681 nos dá 30,645.

OJO, hay que medir desde el ápice. Y esta distancia se corresponde aproximadamente con el primer tercio del árbol.

Otra puntualización, esta altura a la que irá la primera rama NO es la sección áurea, sólo indica la altura a la que ésta se encuentra.

Aplicado estos conceptos al bonsái, señalar que para hallar la sección dorada debemos tener en cuenta también la anchura y aplicar las mismas proporciones.
Si con un compás trazamos un arco desde el ápice hasta el punto que marca la altura de la sección dorada y otro desde el extremo de la anchura y trazamos otro arco, dichos arcos se tocarían en un lugar determinado, este punto sí que sería la sección dorada, o sea, el lugar dónde deberíamos encontrar la parte más bella del árbol ya que sería el punto de máxima atención.
Una curiosidad: La sección áurea suele coincidir por encima de la primera rama y esto explica el porqué cuándo diseñamos un bonsai con los parámetros de la escuela clásica, siempre se recomienda dejar un buen espacio entre la rama principal y la que tiene inmediatamente por encima, es simplemente para que dicha sección coincida con un vacío, ese lugar tan importante en el diseño de los bonsais.

Lo más sorprendente de esta proporción no es poder comprobar como se cumple en obras realizadas por el hombre (partenón, la gran pirámide egipcia, la mona lisa o en obras de Dalí), repito, lo más sorprendente es que podemos comprobar como dichas proporciones se cumplen con frialdad matemática en animales o entes no creados por el hombre, el patrón lo podemos encontrar en forma de la llamada espiral dorada en la concha de un cefalópodo marino llamado nautilus, o en los fósiles de los ammonites, si tomamos una piña de pino y la miramos desde la parte superior también se puede comprobar la matemática exactitud con que se respeta dicha proporción, incluso en algunas galaxias se observa el respeto a dicho patrón. ¿Será por esto por lo que también fue conocida como De Divina Proportione?

PHI sin lugar a dudas es un número mágico, como muestra sólo señalar que matemáticamente un bonsái de 100 cms de altura tendría 19 ramas, un árbol de 50 cms. tendría 17 y uno de 25 cms. 16 ramas. Reducimos a la mitad o a la cuarta parte la altura, pero las ramas sólo serían dos o tres menos, según el caso.¿? He dicho matemáticamente, en la práctica, sería ridículo tener un árbol de 25 cms con 16 ramas, pero es magia pura.

Un concepto importante: "la divina proporción es sólo una herramienta de trabajo y no una regla para la composición" nunca lo olvidemos.

Vaya rollo os he soltado y aunque penséis que me he desviado del tema del bonsái, nada más lejos de la realidad, y otra de las miles de preguntas que me asaltan: ¿qué hizo que tantas civilizaciones, tan perdidas y separadas en el tiempo tuvieran tanto en común? Cuánto más leo sobre el tema más me apasiona, cuándo me encuentre preparado os hablaré de la “Cosmología Pitagórica o las maravillas que se pueden hacer con una regla y un compás” o tal vez podría llamarlo: ¿Jugamos a ser dioses?

Webgrafía:
http.//psicogeometría.com
http.//wikipedia.com
http.//w3.cnice.mec.es

22 de marzo de 2018

CUESTIÓN DE PROPORCIONES II.- LA MACETA.

Tenemos nuestro árbol modelado. Y de pronto nos asalta otra duda!!! ¿Y en qué maceta lo pongo?

Como no tenemos ni idea, pues vamos a lo fácil, ¿qué dicen las normas básicas de proporción?

Existen dos principales normas/sugerencias/ideas (que cada uno las catalogue como prefiera).

1.- Es aquella que relaciona la altura del árbol como la longitud de la maceta. Y dice que: la longitud de la maceta debería ser aproximadamente de 2/3 de la altura del árbol. O sea que un árbol de 30 cms de altura habría que plantarlo en una maceta de 20 cms. de longitud. Vaya!!! ¿fácil no?

Vease figura 1. A = 10 cms.

2.- Una segunda norma/opción nos indica que la elección de la maceta puede ir en relación a la anchura del tronco en su parte baja (dónde comienza el tachiguiari, que es la parte de tronco sin ramas entre el nebari y la primera rama), justamente por encima del nebari.
Esta norma/regla nos dice que: la altura de la maceta debería ser proporcional a la anchura del tronco. Existen algunas excepciones a esta "norma casi general" y es que no se suele aplicar en árboles en cascada, bosques o tronco múltiple.

Vease figura 2. El diámetro del tronco determina la altura de la maceta.
Si al final va a resultar que cuándo no sabemos que hacer es cuándo más fácil lo tenemos!!!!!

21 de marzo de 2018

CUESTIÓN DE PROPORCIONES I.- CONCEPTOS BÁSICOS.

Este trabajo que sigue lo publiqué hace la friolera de once años en el foro de Portalbonsai, en una época en la que ese foro era el sancta sanctorum del bonsai en castellano y he considerado interesante rescatarlo. ¡Qué buenos tiempos aquellos!

Todo lo que viene a continuación está basado en el diseño tradicional de la Escuela Clásica de Línea. Existen mil formas diferentes de hacerlo. Es una opinión personal y por tanto, subjetiva y sometida a opinión.

Una de las mayores dudas que nos solemos encontrar, aparece cuándo nos preguntamos ¿por dónde debo cortar el tronco para determinar la altura correcta de un bonsai?

La respuesta es fácil, yo cuándo tengo dudas lo único que hago es aplicar las normas generales. Existe una segunda opción: no hacer nada y esperar mejores momentos pero esto es de cobardes.

Antes de nada, decir que el árbol de la foto pertenece a un amigo nuestro que recientemente las subió al foro y al que pido permiso para usarlas.

El bonsai ante todo es equilibrio, equilibrio en su conjunto, equilibrio entre sus ramas, equilibrio con la maceta. Para intentar conseguir este ansiado equilibrio existen unas normas generales que podemos aplicar sin ningún tipo de miedo, si no nos decidimos pues lo mejor es aplicar las reglas clásicas de modelado.

Todo es cuestión de proporciones, pero a veces (la mayoría de veces, más bien) el árbol no reúne las condiciones para ello y nos vemos obligados a saltarnos algun condición, pero sin que ello signifique que nos las saltemos todas.

Salvo que tengamos experiencia y queremos hacer otros trabajos de modificación, tales como injertos, acodos, etc., siempre tenemos que trabajar con lo que hay, porque si nuestro diseño lo basamos complementemente en una rama que está por brotar corremos un riesgo importante. Además, con toda probabilidad brotarán miles de ramas pero ninguna dónde exactamente nos interesa.

Para empezar el diseño de un árbol tenemos siempre dos opciones:

1.- Tomar como referencia la altura en la que estará situada la primera rama. Como norma general, la primera rama debería situarse a un tercio de la altura del árbol.

Altura = distancia hasta primera rama x 3. Ejemplo: Si la primera rama está a 15 centímetros de altura, la total del árbol deberían ser 45 centímetros.

2.- En segundo lugar, podemos tomar como referencia el grosor (diámetro) del tronco. Teniendo en cuenta esta variable, la altura debería ser unas seis veces dicho diámetro.

Altura = diámetro del tronco x 6. Por lo que si tenemos 6 centímetros en la base del tronco, la altura total del árbol deberían ser 36 cms.

Como decía al principio, es muy dificil conseguir ambas condiciones, con lo que generalmente nos vemos obligados a tener que elegir entre uno de los dos factores, o altura hasta la primera rama o diàmetro del tronco.

En este caso y por razones de grosor la primera rama debería ser la que se ve en la imagen señalada con la flecha verde. Teniendo en cuenta ésto, la altura del diseño debería ser exactamente la que ya tiene, con lo que cualquier diseño que nos planteemos deberá respetar dicha altura.

Con la segunda opción, teniendo en cuenta esta vez el diámetro del tronco, la altura que debería tener el diseño, es la marcada por la línea azul.

Una vez resuelto el problema de la altura, nos preguntamos ¿Y cual sería la anchura correcta?

La anchura del árbol, o sea, la distancia existente entre la punta de la rama más baja de la izquierda, al extremo de la rama de la derecha, debería ser, aproximadamente la mitad de la altura del árbol.

La anchura A = altura del árbol dividido entre dos. O lo que es lo mismo, la anchura debe ser la mitad (repito, más o menos) que la altura total del árbol.
Otra cuestión importante es la longitud de las ramas.
Las ramas deberían ir reduciendo su longitud conforme se aproximan al ápice. De esta forma se consigue un perfil triangular bastante agradable y común en coníferas.
Hay que tener en cuenta que las vistas laterales del árbol también respeten ese "triángulo".
Sin habernos dado cuenta, hemos convertido un árbol que nos provocaba serias dudas en un estilo básico, el chokkan o de tronco recto formal.

20 de marzo de 2018

ACER PALMATUM.- CUÁNDO Y PORQUÉ ACODAR

Probablemente el arce palmatum sea de las especies que más frecuentemente necesitan alteraciones importantes en su estructura antes de plantearnos su cultivo como bonsai. Afortunadamente para nosotros, es una especie agradecida que soporta muy bien todos los trabajos traumáticos, siendo uno de ellos el acodo.
Existen dos motivos fundamentales por los que acodar un arce, el primero y del que vamos a hablar es para ocultar la línea de injerto, el segundo para conseguir una distribución radial de raíces.
Es una especie particular que se escapa de las líneas generales de modelado, magníficos coloridos en sus brotaciones y unas otoñadas espectaculares, pero tienen un gran problema, en su inmesa mayoría de variedades son ejemplares injertados y lo que es peor, los injertos suelen ser perrunos, a veces parecen realizados a mala leche para evitar su cultivo como bonsai, pero casi todo tiene solución.

Aquí veremos algunos casos en los que habría que acodar. Otro dato importante que debemos tener en cuenta es que los productores suelen tener un sólo procedimiento de injerto preferido y conocer como injerta cada uno nos puede ser de gran ayuda a la hora de decidirmos a quién comprar, desgraciadamente son pocos los afortunados que pueden comprar en directo y elegir el más adecuado, los demás nos tenemos que acostumbrar a jugar con la suerte, comprar online y esperar a ver que te toca, por eso, conocer como injerta cada productor nos será de gran ayuda a la hora de elegir o desechar tienda, hándicap al que hay que añadir, que los de mayor reputación están en el extranjero (Holanda o Francia).

Antes de decidirnos al acodo, debemos analizar bien el ejemplar, partiendo de la base de que el mejor acodo es el que no se realiza, acodar un ejemplar nos supondrá que pasarán entre tres y cuatro años hasta que podamos empezar a diseñar, por eso es tan importante que antes de nada, veamos las posibilidades del ejemplar y si es imprescindible acodar. Detalles a observar:

1.- La altura a la que se encuentra el injerto. Un injerto visible a medio tronco exige acodar, salvo en el caso de que esté muy disimulado y tanto el patrón como la variedad tengan un color parecido que con el paso de tiempo, dismule la unión.
2.- Un injerto dónde la unión está muy cerca de la superficie del sustrato, nos puede evitar el acodo, siempre y cuándo las distribución de raíces nos permitan un desarrollo radial de las mismas, a veces sucede aunque no es habitual.
3.- Una unión que ha provocado un ensanchamiento irregular de la zona de injerto es difícil de corregir, por lo que si nos encontramos un caso así, acodaremos sin tardanza.
4.- Un ejemplar de unos tres años será el más adecuado, ya viene algo crecidito pero no lo suficiente como para tener ramas gruesas que si las cortamos dejarán grandes cicatrices. Podremos elegir frente y rehacer la ramificación en función del injerto.
5.- Nunca, repito, nunca, comprar ejemplares recién injertados, vamos, con menos de un año pegados ya que vienen muy débiles y no podremos ni mirarlos en al menos dos años más, ya que si hacemos algo, aunque sea un ligero corte de raíces, las probabilidades de supervivencia son muy bajas.
6.- Después de varios años aficionado a los arces, he optado por comprar en pleno invierno, esto me permite un transplante inmediato, hay que tener en cuenta que vivo en la provincia de Cádiz y aquí tenemos un clima más que benigno y raramente bajamos de cero grados. Aprovecho este transplante para cortar la ráiz pivotante y todas aquellas que siendo gruesas, crecen hacia abajo, lo hago sin remordimientos, si algún ejemplar no lo resiste, pues sólo habremos perdido dinero, prefiero esto a tenerlo sobreviviendo  en sus condiciones originales y que se muera algunos años después, perdiendo dinero y tiempo. Generalmente, vienen de lugares dónde las heladas y nevadas son cotidianas por lo que el cambio a mi localidad, con una media de temperaturas 15 grados más alta, los estimulará para empezar a crecer en poco tiempo, por eso el gran interés en que estén en el nuevo sustrato, cuánto antes.
7.- Como norma general, decir que cuánto más cercano sea el acodo a la zona de injerto, mejor, ya que podremos esconder la unión bajo el sustrato o al menos, tenerlo muy cerca de él, lo cual lo disimulará totalmente. Pero, siempre asegurándonos de que las raíces salgan del patrón. Si la porción de patrón es muy pequeña, se puede malograr el injerto y todo se irá al traste.
8.- Y por último, el detalle más importante, nunca debemos acodar por encima del patrón, algunas plantas se injertan por algo y si viene injertada es por que la variedad lo necesita para su supervivencia.

Aquí tenemos un primer ejemplo en el que es necesario acodar. Es importante señalar que según sea el injerto y el nivel de ramificación tendremos más o menos opciones a elegir. De aquí el gran interés que tenemos en comprar ejemplares relativamente jóvenes, nos llegarán con poca ramificación gruesa lo que nos permitirá elegir el frente más acorde al movimiento del tronco, y que mejor oculte el injerto, pero que al menos lleven dos años con el injerto establecido.

En este primer caso, vemos a favor que la coloración del patrón como la de la variedad no desentonan excesivamente y que con el envejecimiento podrían igualarse así como que forman un poco de ángulo, lo cual dará movimiento al tronco, pero tiene un gran problema, el injerto es patético, muy visible y con una porción de patrón muy alta y recta. En este caso y como el acodo se hace inevitable, tenía un buen para de raíces y no las he tocados, limitándome a transplantarlo  a akadama con un 30 por ciento de sustrato orgánico .En unos meses será acodado.

En este segundo caso, y a pesar de que el injerto es muy evidente nos encontramos que tanto patrón como variedad, tienen la misma coloración por lo que es presumible que cuándo envejezcan y cuartee algo el tronco, ese injerto tiene grandes perspectivas de quedar oculto a la vista, también a favor es que la porción de patrón no es muy grande y con algo de movimiento y que además de no existir abultamiento, es algo más grueso por lo que favorecerá la conicidad. Aquí en principio no habría que acodar, dejaremos que pase el tiempo y veremos como evoluciona.
 

Otra posibilidad que podemos encontrarnos es que a pesar de existir un injerto totalmente profesional y dónde casi es imposible determinar la zona de unión, existe un pequeño engrosamiento que la delata. Aquí tenemos dos alternativas, ir directamente al acodo (después de dejarlo establecerse y tomar fuerzas, o sea, dos añitos como dos soles) o esperar que la zona baja engrose de forma natural o induciéndola con la técnica del ahorcamiento, todo dependerá del estado de las raíces, si vemos claro que no existe posibilidad de conseguir raíces radiales pues el acodo se hace inevitable, en este caso, disponía de un buen pan de raíces finas y bastante radiales por lo que, en principio, intentaré el engrosamiento de la zona baja ayudándome del alambre. Si no funciona, pues para acodar siempre hay tiempo.


Por regla general, los mejores injertos son los realizados con la tijera de injertar, aquí vemos un ejemplo en el que se aprecia claramente los labios de unión, y aunque existe un relativo engrosamiento en la zona de unión, será fácil de corregir con el crecimiento natural de la planta, nuevamente los colores de patrón y variedad son ideales, pero tiene el inconveniente que ser un tramo sin conocidad, largo y recto. Podríamos evitar el acodo si el pan de raíces es bueno, pero habría que tumbar un poco el tronco en busca de algo de movimiento y confiar en el nacimiento de ramas bajas que nos permita jugar con la altura total del ejemplar. Este también está en observación pero es un candidato firme al acodo, a pesar de lo bien realizado del injerto.

Otra posibilidad la encontramos en este ejemplar,  a pesar de estar realizado con la tijera el injerto es algo tosco, el patrón es algo más grueso y da una relativa conocidad, y está realizado muy cerca de la superficie del sustrato, así que con un recorte adecuado de las raíces, casi podremos ocultarlo o dejarlo justo al nivel del sustrato. Aquí no acodaré, la rectitud del tronco tendré que compensarla con un modelado utilizando ramas muy bajas y plantando con un poco de inclinación.

Aquí abajo unos ejemplos de lo que nunca deberíamos comprar, son ejemplares en primer año de acodo y en patrón pues probablemente también de un año, y lo que es peor, unos injertos perrunos, y realizados de una forma chapucera incluso con falta de sensibilidad por la planta. Harían falta muchos años para saber si podríamos obtener algo medio decente.



Tampoco deberíamos comprar ejemplares de cinco o más años, sólo sirven para jardín, suelen tener ramas muy gruesas, muy largas y desprovistas de ramificación fina. Este ejemplar me lo mandaron como compensación por no tenerlo en el tamaño que yo quería, bastante más pequeño, me cobraron como el más pequeño y me mandaron uno grande con toda la buena intención, realmente me hicieron la puñeta.

Aunque no se aprecia bien, tiene un abultamiento exagerado y el patrón es más delgado que el de la variedad, para sembrarlo en un jardín podría pasar, pero para bonsai pues es prácticamente inviable.

Dolía la vista con sólo mirarlo, hasta tal punto que pasó directamente al acodo, pero las grandes heridas dejadas por las ramas cortadas y el tronco tan feo pues hacen que tenga pocas esperanzas, si prospera lo mismo lo uso como donante en algún futuro injerto que tengo pensado realizar.

Y unos ejemplos de como puede quedar la planta una vez acodada. En el círculo rojo la única porción de la línea del injerto que queda visible, si no se sabe dónde mirar, el injerto es imperceptible.

Y en este segundo ejemplo vemos un injerto realmente penoso y que invalidaría para bonsai, pero que tras el acodo se convierte en algo bastante más aceptable.


Nuevamente en rojo, la única porción de injerto que queda visible. Fue comprado en diciembre de 2012, acodado en 2015. Este año podría haber sido transplando y empezado su periplo como bonsai, pero se me pasó el arroz, casi todas las ramas del primer tercio de tronco están mal situadas, pero las dejé para que creciera más fuerte, hasta ahora lo importante era el desarrollo del nuevo pan de raíces.

Y para terminar, una comparativa de mis últimas compras, como véis, todos van muy parecidos de precio, pero con una notable diferencia en tamaños y diferentes tipos de injerto.
 
1.- Uno de los acers de Lotta Plants. Altura 30 cms, grosor del patrón 5 mm. Precio con iva 13,25 euros. Envío mínimo 20 euros. Injertos canallas. Plantas de un año. Nada recomendable.

2.- Acer de Braña. Altura 80 cms. Grosor del patrón 15 mm. Precio con iva 18 euros. Envío 8 euros. Injertos discretos. Tamaño ideal para trabajarlos como bonsai.

3.- Acer de Inverflor.- Altura 70 cms. Doble tronco de 7 mm. Precio con iva 15,50 euros. Envío 9 euros. Injerto muy visible. Troncos muy delgados. No recomendable.

4.- Acer también de Inverflor. Por lo visto no tenian existencias del Berry Broom en el tamaño que pedí y me mandaron el tamaño superior al precio del anterior. 15,50 euros. Grosor del tronco 22 mm. Altura 110 cms. Injerto canalla. No sirve.

Resumiendo: Lotta Plants es una tomadura de pelo, plantas minúsculas y precio desorbitado para el envío. Encima te engañan en el volumen de la maceta y en el peso, de hecho cada planta que compré ellos le adjudicaban un peso de 1,250 kilos, y si pesan 200 gramos cada una, ya es un milagro. Nunca más compraré aquí.

Inverflor: No puedo sacar conclusiones al recibir sólo una planta conforme al pedido, escasa de grosor y casi todas las hojas quemadas que no secas por el otoño. La otra planta al ser de superior precio pues compensó las expectativas. Ejemplar inviable para bonsai, demasiado grande y tosco. Puede que vuelva a comprar pero tiene que ser alguna variedad que no encuentre en otro lugar.

Viveros Braña: Tamaño acorde a lo publicitado, fueron tres acers, dos ellos en perfectas condiciones y abundantes ramas y hojas, y al caerle algo de agua de lluvia estando ya en casa, se han puesto muy bonitos. El tercer ejemplar con pocas hojas y ramas y con hongos. El envío rapidísimo, en 24 horas en casa. Sin lugar a dudas, el mejor de los tres y al que volvería a comprar.


Pero si queréis una recomendación de un buen productor de arces y que injerta con tijera, sin lugar a dudas el premio se lo llevan los holandeses de Esveld, pero debéis comprar ejemplares en maceta de tres litros, que tienen el tamaño adecuado, injertos bien hechos, plantas sanas y fuertes, pero algo más caras, lo peor de todo son los gastos de envío, que te cobran un mínimo de 30 euros, da igual una planta que tres. Tienen una variedad impresionante.

17 de marzo de 2018

ACER PALMATUM KATSURA.- BROTACIONES 2018

Como ya viene siendo tradicional, el katsura reclama todo el protagonismo en mi azotea siendo el primero en brotar.

16 de enero de 2018

AMOLADORA RECTA Y FRESA PARA TRABAJOS EN MADERA MUERTA

Pues llevaba tiempo queriendo adquirir una y los Reyes Magos que se enteran de todo, lo sabían y por fin llegó.
Tenía dudas entre la Makita GD0601, japonesa, la amoladora por excelencia en bonsai y la DWT de alta tecnología suiza. En precios iban a la par, en algunos lugares la Makita era más cara, pero por Amazon los precios era similares. En peso también similares, la Makita pesa 1,7 kgs mientras que la DWT pesa 1,68 kgs. Así como el cuello de agarre son en ambas muy cómodos y de igual longitud.

¿Por qué me decanté por la DWT? Pues fundamentalmente por dos motivos. El primero va en relación a la potencia, mientras Makita es de 400 watios, DWT tiene 600 watios, lo que influye evidentemente en su potencia de trabajo, Makita ofrece una velocidad máxima de 25.000 rpm, DWT da 27.000 rpm, un plus de velocidad, nada desdeñable. El segundo gran motivo es que DWT dispone de regulador de potencia, para desbaste, la alta velocidad es imprescindible, pero no todo es comer madera, también solemos usar cepillos, tanto plásticos como metálicos con los que la alta velocidad resulta fatal, ya que los degradan rápidamente, haciéndose imprescindible usarlos a bajas velocidades, aquí la versatilidad de DWT gana por goleada, ya que Makita no dispone de regulador de velocidad.

Otro punto a favor de DWT es que como complemento viene dotada de un grip suplementario (mango de agarre) que nos permitirá trabajar con mayor seguridad, caso de querer usarlo.

Lo que más que ha gustado de esta amoladora es que no tiene vibración y es super silenciosa, suena como un leve zumbido mucho más agradable y suave que mi Dremmel.
Pero como la amoladora necesita una fresa adecuada, vino la segunda parte del regalo. Después de un ligero estudio de mercado, compruebo que para nosotros, sólo existen tres marcas adecuadas: Samurai, Beaver y Terrier.

Había leído buenas críticas sobre Beaver y era la más barata, y sé por algún amigo que es buena fresa, hice un pedido y después de dos semanas, sigo esperando que me comuniquen los gastos de envío, así que deseché esta elección.

Samurai con su Gheisa y la Ninja Master, son fresas de gran prestigio y reputación, pero caras. Así que opté por la Terrier, algo más barata que Samurai y con mucho mejor acabado. Después de probarla no puedo estar más contento con la elección. Una auténtica come madera, impresiona la suavidad con que desbasta hasta la madera más dura y seca. Los recambios de sus cuchillas son más baratos y según cuentan, son de mayor durabilidad.

3 de enero de 2018

CERRO DE LAS CUEVAS.- SEGUNDO INTENTO DE PENJING.- PARTE I.

Desde hacía tiempo tenía ganas de hacer un penjing con una laja elaborada por mi, así que el año pasado y con hormigón realicé una prueba a ver que tal resultaba. A pesar de que salió fea de coj...., planté en ella unos plantones de cipreses. Pensaba que con el tiempo el feo color del cemento, adquiriría alguna tonalidad más envejecida, pero nada de nada. 
La realización del trabajo fue ésta:
Penjing de prueba.


Así que hoy, último día de vacaciones y con los trabajos previstos ya realizados, he aprovechado para desmontar el penjing y volverlo a montar sobre una laja de piedra natural, siguiendo el mismo proceso.
El trabajo está inspirado en un paso existente en el Parque Natural de Grazalema, en el Cerro de las Cuevas, un camino pedregoso, sombrío y húmedo dónde el musgo y el cerrado bosque, son los reyes del lugar. Si os interesa este sendero, podéis clicar aquí.


Voy a dejarlo reposar unos días y el siguiente paso será abrir un camino entre los árboles y forrar las piedras de musgo (cosa que se me antoja difícil, sin que aumente en exceso su volumen). Tal vez piedras más pequeñas me ayuden a conseguir algo más de proporcionalidad. Veo que esa piedra central ya está estorbando.