Esta es la historia de uno de mis dos multitroncos de Acer palmatum
Yamamomiji que comienza a finales de diciembre de 2012, cuando después
de un año de haber obtenido esquejes con restos de podas y haber estado
plantados en una misma maceta fueron separados y preparados para que
iniciaran su andadura individual.
Y así fueron engordando poco a poco. En mayo de 2016, ya estaban
pidiendo a gritos que hiciera algo con ellos y más bien movido por la
necesidad de hacer sitio para otras macetas, decidí hacer una plantación
conjunta, por cosas del azar, estos ejemplares que "nacieron" juntos,
volverían a estar unidos.
Tras varias pruebas y eliminación de algunas raíces que impedían los acercamientos, quedaron listos para su plantado, intentando acercarlos lo suficiente para que cuando pasen los años y desarrollen nebaris, éstos terminen uniéndose.
Y empezó a pasar el tiempo, aquí el verano y otoño de 2017. Frente y espalda, respectivamente.
Finales de primavera y principios del otoño de 2018. Los temporales de viento y agua del otoño me lo dejaron prácticamente pelado sin darle casi tiempo a las hojas para otoñar.
Finales de primavera y principios del otoño de 2018. Los temporales de viento y agua del otoño me lo dejaron prácticamente pelado sin darle casi tiempo a las hojas para otoñar.
Otoño e invierno de 2019.
Mediados de la primavera y otoño de 2020.
Así fueron las cuatro estaciones de 2021.
A principios de 2023 fue trasplantado a una maceta experimental procedente de un taller de cerámica realizado por mí. La bandeja tiene varios defectos pero me hace ilusión.
Tras el fuerte clareo de ramas de 2024, este ejemplar va tomando lo que pienso puede ser su forma definitiva, aunque ya sabemos que en bonsai nada es definitivo.
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